“Perdus!”. ¡Perdidos!. Es el titular más exacto que he podido encontrar en estos tiempos sobre la situación por la que está pasando nuestra Patria, y ha tenido que venir desde nuestra gabacha vecina y desde las páginas del rotativo “Libération” que gobierna la masónica familia Rothschild. Los europeístas lo han conseguido y se regocijan del desastre español. No sólo porque la defenestrada esté siendo España en estos momentos, sino porque la debacle de España, además, arrastrará sin remedio al resto de Europa en su caída. Y entonces lo habrán conseguido. Entonces habrá que buscar un “salvador de la patria mundial”, (europeísta, eso sí, y si es posible, liberal, izquierdoso, ateo, amoral y masón) que venga a sacarnos las castañas del fuego con nuevos señuelos progresistas y nuevas promesas abocadas a su incumplimiento.
Habría que volver la vista mucho tiempo atrás, (casi doscientos años…), para poder llegar a entender que el nacimiento de la Revolución y el caldo de cultivo liberal en que se ha ido refocilando nuestra sociedad ha dado como resultado este desastre moral, cívico, educativo, político y económico en que nos hallamos inmersos. Y los que nos llevaron a ello son los mismos que han estado engañando al pueblo durante estos doscientos años y los que ahora dicen que quieren sacarnos del pozo negro en que vivimos. Y lo que es peor: Han conseguido convencer al pueblo llano de que sin su ayuda y sin sus “habilidades políticas” es imposible salir de donde estamos. En definitiva, nos han hecho esclavos y cómplices de la crisis mundial. Es como cuando los zombies sin cerebro de la novela “Un mundo feliz”, (Aldous Huxley. 1.931), pedían al Estado “soma” para poder seguir viviendo como zombies sin cerebro y el Estado… se la proporcionaba.