Decía un correligionario en este cuaderno de bitácora del carlismo andaluz que Blas Infante y su esperpéntica “doctrina” no debería ser objeto de nuestra atención. Vive Dios que tiene razón. Mas así como es cierto que muy poco ha calado, también es cierto que si día de hoy uno muestra lógica repugnancia frente al trapo de regusto islamista con el ridículo escudo del domador que pisotea el blasón gaditano, automáticamente es tachado de “antiandaluz” por tirios y troyanos. Y un servidor, por cuyas venas fluye sangre del Aljarafe, la Campiña y la Sierra Sur desde sus más remotos tatarabuelos, está ya hasta allí donde dijimos de eso.
Pulula por los liberales una moda, sobre todo de algunos que escriben en “ABC”: Balbucear que Blas Infante fue un “hombre bueno”, algo muy en boga de Manuel Pimentel, el ex ministro de Aznar. Curioso es que el pueblo andaluz en su día no se diera cuenta de la unánime bondad del susodicho, pues nuestro paisanaje jamás le mostró ni la más mínima adhesión. ¡Cosas de la memoria histórica! No son malos escritores, pero caen en estultas modas profiriendo consignas huecas sin la más mínima reflexión. Sigue leyendo