Prohibicionistas

En mayo del 68 unos “estudiantes” aburridos y aburguesados rebuznaban por París aquello de “prohibido prohibir”. Aquellos amarihuanados seres no tenían que ganarse el pan recogiendo aceitunas o haciendo mezcla, igual por eso sacaron tan pegadizas consignas.

Tengo para mí que los prohibicionistas son gente aburrida, amén de ignorante, incongruente y pija. Son los mismos que se tiran de los pelos contra el tabaco pero después recaudan muy gustosos sus impuestos. Una ministra nos habló –contra médicos criterios– de la maldad de pensar que un par de copitas de vino resulta saludable. Chesterton ya nos adelantó tabernas errantes…

Ahora, a esos que decían “prohibido prohibir”, les da por favorecer el aborto y rasgarse las vestiduras contra la tauromaquia. El fariseísmo tiene múltiples caras. ¿O debería decir el puritanismo? Prohíben el nacimiento de un ser humano como prohíben la tauromaquia aquellos que continúan el decurso de la guillotina al Gulag. Muy supuestamente se obsesionan con la salud aquellos que defienden que la persona es un número de consumo hedonista orientado a ser un eterno adolescente, y a todo aquel que estorba para estos fines globales, eugenesia y/o eutanasia.

¿Nos van a prohibir respirar? ¿O quizá nos van a cobrar por ello? Pues no es para descartarlo. Por supuesto en nombre de la libertad, la tolerancia y el progreso. En el mismo nombre que pretenden prohibir el catolicismo y beneficiar al islam.  

Duque de Monte Gordo

Modas liberales (VII)

Tengo visto y comprobado en muchas manifestaciones por nuestra Piel de Toro que a los carlistas en general se nos respeta con simpatía. No obstante, siempre se nos acerca a dar la tabarra alguien perteneciente a la moda liberal por excelencia para insultarnos, para que quitemos la pancarta, etcétera. En nombre de la tolerancia del siglo XXI, faltaría más.

No nos olvidemos que la moda liberal por excelencia es el fariseísmo. Tracemos su camino en nuestra patria:

 -Aquellos que sólo se movilizan por sus propiedades e influencias. Aquellos fluctuantes delicuescentes, dignos herederos de los que traicionaron la lucha del pueblo español contra Napoleón y a los realistas americanos.

 -Aquellos a los que se les llenaba la boca con el ejército mientras pagaban para que sus hijos no hicieran el servicio militar.

 -Aquellos que compraban fincas de la Desamortización en la logia para luego darse engominados golpes de pecho en las festividades católicas. Sigue leyendo

Modas liberales (V)

Ya referimos que una de las modas liberales por excelencia es tomar la Historia como la oferta que más conviene de un supermercado y que por eso son dignos padres de los nacionalistas. Pues bien, en esta triquiñuela manipuladora y delicuescente, siempre estuvo de moda entre ellos el apropiarse de personajes históricos que, por otra parte, en absoluto se corresponden con sus mundos ficticios. El mismísimo Unamuno se remontaba hacia esas cosas con, por ejemplo, los Comuneros.

Se me viene a la mente una contradicción flagrante, y es que los liberales siempre han acusado de bandidos a los contrarrevolucionarios: Ocurrió en Francia, ocurrió en España, ocurrió en Nápoles y también en la Cristiada Mexicana. Sin embargo, ya hace muchos años, intentaron “liberalizar” el bandidaje mediante la figura de Curro Jiménez en la televisión. Lo real de aquella serie sólo era el nombre del bandolero, el resto, pura invención partidista con actores medianamente apañados. Sigue leyendo

Modas liberales (IV)

Vamos con un tema estrella: Las autonosuyas. Otra vez refiriendo el pestífero buenismo rousseaniano, no pocos liberales de la derecha siguen diciendo que las autonosuyas tienen un fondo bueno; algunos balbucean que apoyaron el tema en Andalucía “por no ser menos que vascos y catalanes”.

Claro, claro. Por eso ahí que Albacete no es Murcia, Madrid, La Rioja o Cantabria no forman parte de Castilla y venga centralismo para los vascongados con la ikurriña, y lo que te rondaré morena.

Las autonosuyas jamás tuvieron intención alguna de romper el centralismo, sino de multiplicarlo por diecisiete y asegurar muy jugosas y burocráticas prebendas caciquiles, que es lo que ha hecho el liberalismo cada vez que ha tomado el poder en España, muchas veces en forma golpista, comenzando desde 1833. Sigue leyendo

Modas liberales (III)

Una de las modas liberales por antonomasia es meter la pata hasta el corvejón en las Independencias Americanas. No en vano recordemos que fue Riego, un caudillo liberal el que traicionó al ejército español impidiendo el refresco de tropas para Ultramar, y ellos bien que lo celebran, como celebran y premian cualquier traición.

Para los liberales, las Independencias Americanas fueron como una lucha contra una “tiranía medieval inquisitorial” continuando la falsa “libertad de Cádiz”. Con respecto a la Inquisición, de la que tanto mienten los susodichos, hemos de recordarle, como dice Pablo Victoria, que en tres siglos de presencia española en América aparecen condenadas ciento veintidós personas, mientras que la inquisición protestante alemana finiquitó a más de diez mil en una década. Y luego, ¿recordamos los muertos de la Vandea en pocos años, y de ahí en adelante hasta las guerritas preventivas actuales, en nombre del liberalismo, cuántos muertos van? Tanto que hablan pestes de una Edad Media que ni conocen, cuando el siglo más negro fue el XX, y el XXI buena pinta lleva. ¡Otra vez con la memoria histórica! Sigue leyendo

Modas liberales (II)

Los liberales, dignos tutores de los nacionalismos, toman la Historia como escogiendo la oferta más conveniente de un supermercado, e intentan adecuarla a sus mundos imaginarios.

Otra moda de los liberales es decir que el Antiguo Régimen no era más que una mediocre casta de privilegiados, para luego exaltar la Ilustración; omitiendo, claro está, que el rasgo característico de la – muchas veces mal llamada o mal explicada – Ilustración fue la exacerbación del absolutismo. Las modas los acaban liando. Y en esos líos, en su prepotencia están traumatizados porque el pueblo español no se levantó contra la invasión de Bonaparte por una “libertad” abstracta al servicio del compás y el triangulito, sino que la defensa popular era por la Religión, el Rey y la Patria, como rezaba en tantas gloriosas banderas. 

Uno no dice que el Antiguo Régimen – muchas veces mal cotejado – fuera perfecto. Ni tan siquiera intenta idealizarlo. Pero que hablen de privilegios quienes profesan el credo de las multinacionales/especulaciones bursátiles, los caciquismos, los partidismos, los pronunciamientos con brindis al sol, desamortizaciones sacrílegas y antipopulares, y que nos han creado en estos dos siglos la ruina absoluta con constantes castas de politicastros, saltándose la ley a la torera siempre que se les ha antojado, hombre, es que ya es de cachondeo. Sigue leyendo

Modas liberales (I)

Decía un correligionario en este cuaderno de bitácora del carlismo andaluz que Blas Infante y su esperpéntica “doctrina” no debería ser objeto de nuestra atención. Vive Dios que tiene razón. Mas así como es cierto que muy poco ha calado, también es cierto que si  día de hoy uno muestra lógica repugnancia frente al trapo de regusto islamista con el ridículo escudo del domador que pisotea el blasón gaditano, automáticamente es tachado de “antiandaluz” por tirios y troyanos. Y un servidor, por cuyas venas fluye sangre del Aljarafe, la Campiña y la Sierra Sur desde sus más remotos tatarabuelos, está ya hasta allí donde dijimos de eso. 

Pulula por los liberales una moda, sobre todo de algunos que escriben en “ABC”: Balbucear que Blas Infante fue un “hombre bueno”, algo muy en boga de Manuel Pimentel, el ex ministro de Aznar. Curioso es que el pueblo andaluz en su día no se diera cuenta de la unánime bondad del susodicho, pues nuestro paisanaje jamás le mostró ni la más mínima adhesión. ¡Cosas de la memoria histórica! No son malos escritores, pero caen en estultas modas profiriendo consignas huecas sin la más mínima reflexión. Sigue leyendo