Estereotipo y autocrítica

  

Vive Dios que abomino profundamente de los maleantes estereotipos que  a los andaluces nos adjudican las más de las veces con muy mala baba. Pero como lo cortés no quita lo valiente, un servidor reconoce que hay muchos que se dan a los estereotipos. En estos sofocantes días de un estío que no quiere acabarse nunca, puede uno enchufar el televisor para encontrarse, por ejemplo, a uno que fue novio de Falete. Entonces la memoria trabaja y acude al personaje “Currito Mi Alma” que Valle-Inclán insertó en Tirano Banderas.

Se dice que Andalucía es tierra de artistas, y es muy de recibo. Pero hay artistas y artistas. Y así como Andalucía es la cuna de Juan Ramón Jiménez, también lo es del Risitas. El problema no es ese, pues personajazos siempre los hubo y los habrá; el problema es que precisamente desde los medios que más se dicen andalucistas se promocione una imagen lamentable, para luego rematar una absurda rivalidad “provinciana” hasta en el fútbol, y así nos enteramos que un Recreativo de Huelva-Sevilla o un Córdoba-Polideportivo Ejido son partidos de máxima rivalidad. Son los mismos que insultan a la mujer andaluza estereotipándola con la falsa imagen de la Carmen de Merimée. Esos que con hipocresía farisaica de simbología islamista dicen querer lo andaluz no hacen sino burlarse de nuestra identidad y defecar en nuestras esencias. Dime de qué presumes y te diré de qué careces…

Por eso, que los tópicos-típicos son injustos por no decir otra palabra más fuerte, es cierto. Pero que muchos lo ponen muy fácil es más cierto todavía.

Que Dios nos cofa confesados.

  

 

Marquês de Almedina