Los privilegios de la Casta

Los datos no están actualizados. Pertenecen a hace un par de años, cuando se publicó el libro La Casta. El increíble chollo de ser político en España” escrito por el periodista Daniel Montero y publicado por la Esfera de los Libros, que ya mencionamos en este blog. También falta en la lista el auténtico reguero de dinero público que va a parar a las arcas de los sindicatos (¿correa de transmisión del Estado democrático? Ummm…), que no se nutren precisamente de lo que aportan sus afiliados. E igualmente faltan datos de los aledaños de la Casa del Jefe del Estado, así como las explicaciones de la procedencia de la fortuna personal del propio Don Juan Carlos. Pero da igual, esta lista de cuarenta y dos es muy ilustrativa.  Y a día de hoy, las cifras son aún más estremecedoras. Ya indicaremos aquí algunos apuntes de las corruptelas de la era ZP, donde los límites de la corrupción han alcanzado cotas estratosféricas, y que el Gobierno del Partido Popular no está en disposición de cambiar.

A la vista de lo que a continuación se reseña ¿alguien duda de que hace falta en España un cambio serio y profundo de rumbo?¿Hasta cuándo vamos a seguir aguantando que nos tomen el pelo?

"SI LA NACIÓN ES POBRE, VIVAN POBREMENTE EL REY Y LOS MINISTROS". Carlos VII. Rey Legítimo de España.

¡Qué diferencia con la clase política actual!

Recomendamos leer con atención la lista.

 

Juan Rodríguez de Saavedra.

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Casta política y participación electoral

Lo acaba de revelar una encuesta: el 55% de los andaluces no votará en las próximas elecciones municipales. El sondeo, elaborado a encargo de la Confederación de Asociaciones Vecinales de Andalucía, pone sobre el tapete además los motivos de este desinterés por los comicios: “incumplimiento reiterado de las promesas políticas y la falta de compromiso para resolver los problemas reales de la ciudadanía”.

Que esto suceda a estas alturas de la película no resulta ninguna sorpresa. Que a la clase política que vive a cuerpo de rey a costa de los votantes le da igual lo alta que sea la participación tampoco. A nuestros políticos no les preocupa la “legitimidad” que puedan obtener del pueblo para su elección sino, sobre todo, estar en los centros de poder y decisión, en los que además se reparte el dinero público.  

Cuando se convocó el referéndum para el nuevo Estatuto de Andalucía, que no votó prácticamente nadie, los asalariados de los partidos insistieron en que se había aprobado por “amplia mayoría” (mayoría de los que votaron, claro) y que, por lo tanto, eso era lo que “quería el pueblo”. Ignoraron deliberadamente que a más del 63% de los andaluces no le había dado la gana de ir a votar el Estatuto que se guisaron y comieron solitos PSOE, PP e IU en el Parlamento autonómico.  Sigue leyendo