Que la Iglesia Católica siempre estuvo en el punto de mira de todas las corrientes revolucionarias a lo largo de la Historia es un hecho incuestionable. Que en los últimos años, igual que en los primeros años del siglo pasado, está siendo atacada desde todos los frentes habidos y por haber; además de ser un hecho incuestionable es un hecho lamentable y extremadamente preocupante para muchos católicos. Y digo para muchos porque, desgraciadamente, ese hecho pasa desapercibido y sin importancia para muchos que se autodenominan católicos.
Ser católico no es lo mismo que ser creyente. Ni siquiera podría llegar a ser sinónimo de ser cristiano. Se puede creer en Jesucristo y no ser católico pero para ser católico, además de creer en Jesucristo hay que cumplir los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia, por lo que el “católico no practicante”, no existe. Y si existe, no pasaría de ser un auténtico mamarracho de católico.
– ¿Tú entonces, qué prefieres ser, cristiano ó católico?.
– No, mire usted, yo prefiero ser carlista, porque siendo carlista soy a la vez cristiano, católico, patriota y monárquico…