Tercio de Nuestra Señora de la Victoria

Los requetés de Málaga hubieron de correr las vicisitudes que sufrió la bella ciudad mediterránea. Lo tenían todo preparado para el Alzamiento. Su misión inicial era ocupar el Ayuntamiento, Correos y Telégrafos. Estuvieron esperando la orden de los mandos militares, pero la orden no llegó, así es que, dueños los rojos de la ciudad, vino la dispersión y cada uno hizo lo que pudo por su cuenta. Cuando se liberó Málaga entraron precisamente en vanguardia de la columna, los requetés del Campo de Gibraltar.
Todos los que sobrevivieron a la persecución se incorporaron después a las fuerzas liberadoras, y el Tercio de Nuestra Señora de la Victoria, del requeté malagueño, pasó también a la historia de los bravos requetés andaluces.
Aparte de la brillante participación de los requetés malagueños en las acciones guerreras, cabe destacar la gesta de los hermanos Huelín Vallejo, hijos de una familia cristiana y tradicionalista, cuyo jefe lo era también de la Comunión en Málaga. Uno de ellos, Luis María, fundador y directivo de la A.E.T., actuó como enlace en los trabajos preparatorios entre Gra­nada y Málaga. Los rojos le encarcelaron, y en el mes de agosto de 1936, cuando la columna del general Varela atacaba Antequera, le invitaron a coger un fusil y a disparar contra los nacionales. Luis tiró indignado el arma y dijo: «¡Yo no disparo contra España!». Esta acci6n, como es natural, le costó la vida. Fue fusilado.
Otro Huelín, Guillermo María, luchó valientemente como requeté desde que se liberó Málaga. Después se hizo Alférez provisional de infantería, y en la primavera de 1938 murió en las filas del Tercio de dona María de las Nieves. Siempre llevaba en sus bolsillos una tarjeta postal de aquel célebre dibujo de «Ante Dios nunca serás héroe anónimo», y en Ella había escrito: «¡Viva la muerte pensando en Dios y en la Pa­tria! ¡Viva el Requete!  ¡España por Santa María!».