Cádiz vuelve a ser noticia. La marca blanca gaditana podemita se ha negado a concederle una calle a Miguel Ángel Blanco en el vigésimo aniversario de su asesinato a manos de ETA. Dicen que no hay que poner nombre y apellidos a tanto dolor y que es una maniobra del PP, dado que Blanco pertenecía a su formación. Estudiemos esta resolución podemita que -una vez más- deja de lado a las víctimas.
Han alegado no poner nombre al dolor. ¡No escuché yo lo mismo cuando hablaban de Otegui! O cuando su ‘nuevo mesías’ frecuentaba las herriko tabernas alegando que los etarras deberían ir saliendo de la cárcel. Señores podemitas, vamos a ver si les he entendido, disculpar a unos comunistas (o sea, asesinos) y decir que mejor no remover en el dolor, ¿no son contradictorios?
Quizás lo que ocurre es que a las hordas podemitas les molesta que una serie de personas que -gracias a Dios- no piensan como ellos, reciban honores públicos. Porque son tan intelectualmente simples que elaboran el siguiente razonamiento: el poder público va a conceder honores a alguien que no piensa como yo, pero si el poder público es el pueblo y el pueblo somos nosotros, ese honor nos lo tenemos que conceder nosotros a nosotros mismos. De una persona que comparte las tesis comunistas no podíamos esperar grandes razonamientos, pero a los extremos que estamos llegando de estupidez no me extraña para nada que les voten cinco millones de personas.
Señores podemitas, quiero darles a conocer algo que sin duda hará su vida mejor: el maravilloso campo de lo opinable. Repitan conmigo: no sólo lo que yo digo es lo que hay que decir y no sólo lo que yo pienso es lo que hay que pensar. Repítanlo varias veces, a ver si con suerte se quedan con la primera parte. Así dejarán de etiquetar a la gente en fascistas, ultrafascistas y normales (o sea, comunistas). No obstante los liberales (PP, PSOE y Ciudadanos) han conseguido el reconocimiento de Miguel Ángel Blanco. Tiene gracia que sea el árbol quien intente mitigar los efectos de sus frutos. ¿No es la constitución liberal del 78 la que introduce el término (moderno y dudoso) de nacionalidades? Y, ¿nos extrañamos de que un comunista encuentre en tan ambiguo concepto razones para matar? Para eso, a los comunistas nunca les falta la predisposición, las razones se las da papá-Estado.
Siervo del Rey legítimo.