Las llaves de Sevilla

Era el día de San Clemente, 23 de noviembre, de 1248 cuando San Fernando recibía de los moros de Sevilla las llaves de la Ciudad en señal de rendición incondicional de la misma.

En el Al-Ándalus del siglo XIII las dos ciudades principales eran Córdoba y Sevilla. San Fernando III había tomado Córdoba en 1236. Fue entonces cuando el rey de Granada, Alhamar, acordó convertir su reino en feudo de Castilla. Desde entonces, se entendía que Granada era parte integrante de la Corona Castellana y enviaba sus huestes cuando se le requería para ello de la misma forma que enviaba procuradores a las Cortes castellanas que se convocaban.

San Fernando decidió entonces la empresa más difícil de toda su vida militar, la Reconquista de la Ciudad de Sevilla.

El invierno de 1246 San Fernando lo pasa en Jaén, planificando próxima la campaña y organizando un poderoso ejército, sin posible comparación con cualquier otro de la Edad Media. Entre los miembros de este ejército destacan: Pelay Correa, Maestre de la Orden de Santiago, el Almirante Ramón de Bonifaz, el príncipe Don Alfonso, Garcipérez de Vargas y, junto a ellos, gran cantidad de nobles de Castilla y León y los concejos de ambos reinos. El Obispo Jiménez de Rada realizó gestiones en Roma, consiguiendo del Papa una bula de Cruzada.

Como Sevilla tenía un río navegable, San Fernando hizo llegar a Jaén a Ramón Bonifaz, para ayudarse de una flota en la toma de la ciudad.

EL ASEDIO

En la primavera de 1247 un contingente de distintas partes de la Península y del resto de la Cristiandad, se va concentrando en Córdoba. Mientras, Bonifaz bordea con su flota Portugal y el Algarve camino de Sevilla. El contingente, capitaneado por San Fernando, parte de Córdoba, apoderándose de todas la fortalezas y ciudades que se interponen en su camino y poco a poco consiguió cercar la ciudad. Mientras, desde Sierra Morena, el Maestre de la Orden de Santiago Pelay Correa bajaba con otro contingente cristiano para unirse a los que llegaban desde Córdoba dándose la famosa batalla de Tentudía.
La flota del Almirante llegó hasta Sanlúcar de Barrameda, donde venció a las naves musulmanas que venían desde Tánger y Ceuta en auxilio de Sevilla. Al llegar a la altura de Sevilla, la flota fue anclada frente a Aznalfarache.

Antes emprender la toma directa de Sevilla era preciso hacerse con la fortaleza de Aznalfarache cosa que el rey encargó a Pelay Correa.

El asedio de Sevilla por parte de las tropas cristianas comenzó el 24 agosto de 1247, momento en el que se corta el suministro de agua a la ciudad a través del acueducto que llevaba agua a la ciudad conocidos como los Caños de Carmona de los cuales aún se conservan algunos tramos. Los cristianos levantaron campamentos alrededor de la ciudad: en Tablada, en Aznalfarache, frente a la Puerta de la Macarena, en el Prado de San Sebastián, cerca del arroyo Tagarete y en el Aljarafe, donde se situaron las huestes del rey de Granada.

Había frecuentes salidas de la caballería mora de Sevilla, algunas de ellas llegaron a poner en gran aprieto a los ejércitos cristianos y provocaron el tener que vigilar las 24 horas del día una ciudad tan grande lo cual era muy complicado. Eran en total, 7.400 metros de murallas, 15 puertas. Era la ciudad más grande que había cercado jamás un contingente cristiano. Además, desde el puente de barcas que unía Sevilla con Triana podían entrar suministros desde el Reino de Niebla.

El puente de barcas se encontraba en el barrio de Triana de la ciudad. Las barcas que formaban el puente se encontraban encadenadas unas con otra, con una fuerte cadena lo que lo convertía virtualmente en una potente fortaleza. Este puente estaba donde hoy está el puente de Triana, y se encontraba junto al castillo de San Jorge, conocido entonces como Gabir.

LA RUPTURA DEL PUENTE DE BARCAS

Diversos historiadores que han escrito la biografía de San Fernando hacen referencia a este hecho con ligeras discrepancias entre sí. De lo que sí estamos seguros es de que las dos naves más poderosas de la flota cristiana fueron cargadas con piedras para darles mayor peso y colocaron cuchillas de hierro en sus proas y que cargaron contra aquel puente consiguiendo de esta manera romper la comunicación con Triana y dejando a la ciudad completamente aislada.

Un fragmento de las cadenas se conservan en la iglesia de parroquial de Santa María de la Asunción, en Laredo. Esta acción, se rememora en los actuales escudos de Santander, de Cantabria, de Laredo, de Avilés y de San Vicente de la Barquera

LA RENDICIÓN

Perdida toda esperanza de recibir ayuda del exterior, los moros de la ciudad propusieron a San Fernando una capitulación cosa que el rey cristiano rechazó de plano diciendo que sólo aceptaría una rendición incondicional añadiendo que quería la ciudad «libre e quita». Es decir vacía. Lo moros, viendo que no tenían otra posibilidad, terminaron aceptando, La ciudad se rindió en noviembre de 1248. El 23 de ese mes se produjo la entrega de las llaves de la ciudad y se hizo marchar a los moros. El 23 de diciembre se produjo la entrada de Fernando III por la Puerta de los Goles, después llamada Puerta Real. Y los moros, salieron todos de Sevilla hacia los pocos lugares que aún quedaban en la Península sometidas al Islam o a tierra africanas.

Sevilla fue repoblada de gentes llegadas de todas partes de la península, principalmente, de Castilla y de León y también de todos los rincones de la Cristiandad medieval. Y fue la ciudad cristiana y cristiana se conserva.

Las llaves de la Ciudad de Sevilla que se conservan en la Catedral son unas piezas que corresponden a la segunda mitad del siglo XIII y contienen una de ellas la expresión en árabe «al-Amr kullu-hu li-Ll×h» (todo el poder pertenece a Dios), con la segunda palabra encabalgada al final de la primera. La otra contiene una expresión castellana, en mayúsculas latinas que dice: «Dios abrirá, rey entrará«.

Estos dos textos, contienen una gran carga doctrinal que compartimos los carlistas de hogaño. Sabemos que todo poder viene de Dios y él se lo da a quien quiere y esperamos que llegue el día en que Dios decida abrir las puertas de la Ciudad para que entre el rey, el rey legítimo. Ese día Dios le dará al rey que deba reinar, el poder para hacerlo y le abrirá las puertas de Sevilla y de todas las ciudades de España y de la Corte de Madrid. ¿Qué cuándo ocurrirá eso? Cuando nos lo merezcamos. Trabajemos lo más duramente posible para que sea pronto y podamos verlo y pensemos en estas palabras para no perder la esperanza, pues nuestra esperanza no está puesta en otra parte que en Dios.

TODO EL PODER PERTENECE A DIOS. DIOS ABRIRÁ REY ENTRARÁ. Palabras del siglo XIII tremendamente proféticas para los carlistas del siglo XXI.

Filósofo rancio.

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