Las ideologías y el Carlismo en El Quijote

Don QuijoteTodas las ideologías tienen un padre, o varios. Son personas que, bien intencionadas o no, conciben una idea del hombre y de la sociedad, encerrados en su despacho o gabinete, sin tener en cuenta la realidad de las cosas. Llegan a la conclusión de que las cosas son como ellos, después de innumerables horas de estudio y dedicación en su apartada soledad, deciden que son. Estas personas, o ideólogos tienen un arquetipo en la literatura universal harto conocido. Me refiero a don Quijote de la Mancha al cual Cervantes lo concibe como un hidalgo encerrado en la soledad de su estudio, y ahíto de leer novelas de caballerías, termina demente y creyendo que todos los males de la sociedad, (una sociedad que no es la que está fuera de su casa, sino en su cabeza), pueden ser arreglados con el solo esfuerzo de su espada, y consecuente con su “ideología”, se lanza al mundo, lanza en ristre a desfacer entuertos que no existen y viendo las cosas, no como son, sino como él ha decidido que sean. Así, ve un castillo donde hay una venta, unos gigantes donde hay molinos, etc…

Dos perlas ideológicas: En la Constitución de 1812, se recoge: “…todos los españoles son buenos y benéficos…” y otra muy actual es el invento de los matrimonios de personas del mismo sexo. Esto es simplemente atentar contra la evidencia y contra la naturaleza de las cosas tal y como son. No hay más.

Ideólogos de esta naturaleza ha habido muchos en la historia, sin necesidad de estar locos, pero que sí ha pergeñados en sus calenturientas mentes “locuras” que se han empeñado llevar a la práctica para “salvar a la humanidad” con su “bella idea”, su ideología. Ya sabemos… Rousseau, Voltaire, Hegel, Marx, Hitler, Lenin, Pol Pot…, y un largo etc. Ya digo, unos con mejor intención que otros, pero todos con su receta milagrosa soluciona-problemas, que a la postre no han conseguido más que llevar al mundo a sufrimientos sin cuento. Y ellos, sin embargo erre que erre con su “locura” pues, si la realidad no coincidía con la idea que ellos llevaban en la cabeza, era la realidad la que se equivocaba y era ésta la que tenía que ser manipulada, torcida y alambicada hasta hacerla coincidir con la IDEA, pero como la naturaleza humana, no puede ser cambiada, el triste final de todo esto siempre ha sido la destrucción de los hombres y de las sociedades en las que vivían. En suma una lista interminable de sufrimientos.
Tras el ideólogo y su locura, siempre ha habido gentes que lo seguían, tal como ocurre con Sancho Panza en el Quijote. Sancho, no es para nada un ideólogo, es incapaz de concebir ideas tan abstractas y elaboradas como las de don Quijote. Entonces, ¿porqué lo sigue? si ni siquiera entiende la ideología de su amo. Lo sigue por dos motivos, uno por el prestigio de don Quijote, y el otro por propio interés personal.

No tiene Sancho, es decir, el que sigue al ideólogo un pelo de loco, y ve las cosas tal y como son, donde hay molino, ve molino y donde hay venta, ve venta, pero… si don Quijote lo dice… a fin de cuentas es un hidalgo y Sancho un humilde pechero, sin apenas luces, este prestigio que en el Quijote es el que da a don Quijote la hidalguía. En la vida real, lo dan los títulos y los estudios, pero, ya se sabe: “Lo que Natura non da, Salamanca non presta”. Y los muchos estudios y los muchos títulos no son garantía de infalibilidad, de esta forma, es más fácil caer en más grandes errores mientras más se haya estudiado, sin no se tiene la suficiente prudencia, sentido común y humildad de contrastar los conocimientos adquiridos, con la pura y simple realidad de las cosas. Y hogaño, son muchos los que con sólo oír nombrar a Montesquieu o a Marx, se arrodillan ante lo defendido por estos o cualquier otro “prestigioso” intelectual, sin pararse a pensar si lo defendido es algo razonable o es cualquier dislate. (Lo dijo Blas, punto redondo).

El otro motivo, ya lo dijimos, es el interés personal. También vemos en Sancho esta dimensión, pues, don Quijote le promete hacerlo gobernador de una ínsula o conde o cualquier otro beneficio y esto es suficiente motivo para seguirlo, aun viendo que está equivocado y que está haciendo daño a las personas con las que topan, se están haciendo daño a ellos mismo, ve que no es un castillo aquella venta y, que no es ejército de moros aquella manada de ovejas, pero ¿Qué importa? Lo importante es el posible beneficio que yo pueda sacar de ello. Esto, hoy en día, es moneda corriente, ¿Cuántos no serán los diputados, senadores, concejales, etc. que ven que se está llevando a España a la ruina?. Son muchedumbre, pero, a ellos ¿Qué?, ellos sacan de toda esta locura una suculenta tajada, sígase por tanto con la farsa, engáñese a todos diciendo que son gigantes y no molinos, engañémonos a nosotros mismos si ello nos trae un beneficio inmediato. Pero, no solo son, los que en nombre de tal o cual ideología ocupan un cargo público los que apoyan a cualquier locura de programa político, solo porque piensan que saldrán beneficiados ellos mismos. Otros votan a un partido, no porque se crea en él o en su programa, de sobra sabe el votante que no son de confianza ni los candidatos de la candidatura, ni su programa, que por otra parte saben que no cumplirán, pero, si creen que les beneficia de forma directa o inmediata, aunque perjudique a la sociedad, o al bien común, se vota, y caiga quien caiga.

Existe otro grupo de personas, el general de la sociedad, que ve las cosas como son, que no se deja engañar por el ideólogo, que no le sigue y que padece las desquiciadas ideas de éste para desfacer entuertos. Estas personas, la mayoría, son las que Cervantes retrata en el Quijote defendiéndose de sus tropelías como buenamente pueden y dándole un escarmiento según las circunstancias. Estos personajes, que son los que más abundan en el Quijote, también abundan en la sociedad, son todos aquellos que no creen en los partidos, ni en los políticos, ni en el sistema, que nada bueno espera de ellos, que cuando los políticos toman vacaciones se alegran, porque estarán una temporada sin hacer fechorías, son las personas que no votan a favor de ningún partido, sino en contra de…. Son las que votan al menos malo, resignados a padecer en esta vida tal o cual ideología, pues no conciben una sociedad libre de tal servidumbre, han perdido la esperanza. Triste, pero, es así.

Y se preguntará el lector… ¿Y los carlistas? ¿Dónde están los carlistas en el Quijote? ¿Quiénes son? Pues los carlistas son ni más ni menos que el ama, la sobrina, el cura, el barbero, el bachiller Sansón Carrasco, etc…

Es decir, son todos aquellos que ven las cosas tal como son, tienen sentido común y ven que don Quijote se equivoca. Pero en vez de resignarse, idean mil y una treta para hacerlo volver a su casa y que deje de hacer fechorías, empiezan quemándole los libros, de los que salvan sólo unos pocos y de ahí siguen una serie de intentos todos fallidos, que no los desaniman y que tesoneramente, una y otra vez, sin perder nunca la esperanza, ponen manos a la obra, hasta que al final, en el último tramo de la novela, por fin se consigue la victoria, tan largamente esperada y que tanto bien hace a la sociedad pues se consigue acabar con las salidas de don Quijote.

Quiera Dios que, lo que Cervantes plasmó en su novela, ocurra también en la realidad y, que un día los carlistas, consigan después de mucha perseverancia y mucho tesón, a pesar de tanto contra tiempo, consigamos librar a nuestra sociedad de tanta ideología que atenaza la vida natural de España.

Esperaindeo.

3 comentarios en “Las ideologías y el Carlismo en El Quijote

  1. Diga lo que diga este señor de nombre tan raro, los carlistas siempre habeis sido unos quijotes bastante locos. Por eso siempre habéis fracasado y por eso no tenéis futuro.
    Lo siento, es lo que hay.

  2. PABLO V, no tienes ni idea. Perdona que te lo diga así, sin anestesia. La DOCTRINA está basada y fundamentada en la realidad de las cosas y en la Tradición. Evidentemente puede ser actualizada según el devenir natural de la evolución de las cosas. El Carlismo se fundamenta en una Doctrina. Por contra, las IDEOLOGÍAS surgen de manera espontánea, como los hongos, y se suele basar en las utopías propias de los «ideólogos» que las paren y en los deseos de unas pequeñas minorías en cambiar la realidad en la que nos movemos. Los liberales se mueven a impulsos ideológicos y esos impulsos, tarde o temprano, se terminan desmoronando cuando no están viciados desde su propio nacimiento. Únicamente permanecen vigentes mientras existen aparatos mediáticos que las alimentan y las mantienen «vivas» a pesar de su inconsistencia. Esto es lo que le pasa a nuestro Sistema político. Todos sabemos que es un bodrio absoluto, pero desde los poderes fácticos se nos quiere hacer ver que es una maravilla. La gente sabe que la corrupción engullirá al Sistema, pero sigue votando creyendo que con ello se irá la peste que desprende.
    Si somos Quijotes, Sanchos ó barberos no es algo que me preocupe. Lo que sí es cierto que no hay más loco que el que se empeña en socavar los cimientos de su casa creyendo que con ello fortalecerá su azotea.
    Que hayamos fracasado es algo muy subjetivo. ¿Fracasado en qué?. ¿En conseguir una partida de votos colaborando en un Sistema que nos repele?. Bandito fracaso si es a eso a lo que te refieres.
    Que tengamos futuro ó no es algo que tan sólo está en manos de Dios y, contra eso, ni tú ni todos los que sean como tú, tenéis la más mínima legitimidad para opinar. Será lo que Dios quiera y cuando Dios lo quiera. Y, no se te olvide: Si estuviéramos muertos no existiría este Blog, ni tú hubieras comentado en él, ni yo te habría contestado.
    Lo siento. También esto es lo que hay…

  3. Los carlistas sois muy buenos chicos, de conciencia limpia porque seguís la tradición española. La sociedad no os hace caso porque va en el camino del desastre. Siempre contaréis con mi afecto y simpatía. Y os leeré en esta página con fidelidad.

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