Un Papa argentino

¡HABEMUS PAPAM!. Se acabaron los acertijos, las cábalas, los dimes y diretes, las quinielas, las suposiciones y las solemnes opiniones de “expertos vaticanistas”, (que de expertos tienen poco y de vaticanistas, menos aún), sobre el perfil que debía tener el sucesor del Papa Emérito. Se acabó la opinión de la prensa. Se acabaron las especulaciones proféticas, las amenazas apocalípticas en los programas televisivos y las “doctas” opiniones vertidas, incluso en algunos “programas del corazón”. Todos se han equivocado. Por equivocarse, se ha equivocado hasta Paloma Gómez Borrero, que de esto sabe algo… El Colegio Cardenalicio ha elegido, por inspiración del Espíritu Santo, a un Papa argentino: el Cardenal Jorge Mario Bergoglio. Ni canadiense, ni italiano, ni brasileño, ni austríaco. El nuevo Papa, que ya es universal, tiene procedencia argentina y esto conlleva matices muy importantes en la historia, tanto pasada como futura, de la Iglesia.

            Siempre he dicho que un argentino no es más que un italiano que habla español. España aportó a la Argentina su carácter recio, valiente, audaz y patriótico. Italia le aportó unas dosis de combatividad, de lucha incansable, de romanticismo y de visceralidad. Ambos países le aportaron verdadera sangre en sus venas y, entre ambos, contribuyeron a evangelizar toda la geografía argentina. La labor de los colonizadores y los misioneros españoles al principio y, más recientemente, la enorme inmigración italiana hicieron de la Argentina una extensa región que bien pudiera ser llamada “sucursal mediterránea” en el nuevo Mundo. Los argentinos tienen todo lo bueno y todo lo malo de los españoles y de los italianos y eso los hacen ser, en cierto modo, absolutamente previsibles en sus convicciones y la defensa de sus creencias; pero, también, absolutamente imprevisibles en sus acciones y en su forma de defenderlas. Y en este Mundo actual, sobrecogido por el relativismo imperante, Dios nos ha dado un Papa argentino. Todos podíamos suponer, en cierto modo, cómo sería el modo de actuación de los Papas italianos que conocimos. También podíamos intuir cómo actuaría un Papa polaco y, más aún, cómo actuaría un Papa alemán. Pero, ¿sabemos cómo va a actuar un Papa argentino?.

            De momento, ha sido el “primero” en muchas cosas: Es el primer Papa no europeo, el primer Papa hispanoamericano, el primer Papa jesuita, el primer Papa que se llame Francisco, el primer Papa que conviva en el Vaticano con un Papa Emérito y el primer Papa que, recién nombrado, haya puesto al Mundo a rezar.

            Durante su magisterio episcopal se ha opuesto clara y abiertamente al Gobierno de “los Kirchner” en materias como el aborto ó el “matrimonio” homosexual definiendo estas acciones como ““movidas” de Satanás para confundir y engañar a los hijos de Dios”. En otra ocasión, defendiendo la Tradición y la Fe Cristiana se expresó diciendo: “Vivimos en medio de una cultura cada vez más pagana. Una cosa es ser pagano si uno nació en una cultura que no conoce aún la verdad del Evangelio y la bondad de Jesucristo. Pero para nosotros, hacer como si Jesucristo no hubiera venido a salvarnos, es dar un paso muy atrás. Es como negar a nuestros padres y a nuestros abuelos. Es como querer no tener Historia. Es como si eligiéramos ser huérfanos, gente desamparada, que tiene que empezar de cero sin contar con el tesoro de la sabiduría de nuestros mayores. Al hacer como si Jesucristo no existiera, al relegarlo a la sacristía y no querer que se meta en la vida pública, negamos tantas cosas buenas que el Cristianismo aportó a nuestra cultura, haciéndola más sabia y justa; a nuestras costumbres, haciéndolas más alegres y dignas”. Es decir: no sólo ha actuado cuando la política ha intentado avasallar a la religión, sino que ha hablado del Demonio, ha defendido la necesidad de una nueva Evangelización del Mundo, ha defendido la Tradición cultural de los pueblos cristianos y ha defendido la participación de los católicos en la vida pública. Y, llegados aquí, me pregunto: ¿No es esto pura doctrina carlista?

 

¿Qué me está Vd. diciendo, que el Papa es carlista?.

-No amigo. El Papa no puede ser carlista porque el Papa está muy por encima de cualquier movimiento político aunque, como Pastor de la Iglesia Universal, no deba de estar ajeno a ellos. Lo que digo es que el Carlismo no sólo está, por definición, sujeto a la Doctrina Cristiana y al Magisterio de la Iglesia Católica, sino que, además, doctrinalmente, está en absoluta consonancia con las palabras del nuevo Papa.

 

            Personalmente nunca me ha importado en profundidad si el Vicario de Cristo es un gran teólogo, un gran filósofo ó un gran sociólogo como siempre se aventuran a asegurar los “expertos vaticanistas” y la prensa. Todas estas virtudes, (como el valor al soldado), se las supongo de antemano al Papa como inherentes a la potestad que ostenta. Lo que más me interesa en estos momentos es que sepa hacer llegar el Evangelio a todos los rincones de la Tierra y que, de manera clara, contundente e inequívoca manifieste a los fieles y al Mundo en general, la Doctrina Social de la Iglesia en todos los ámbitos sin que nadie pueda llegar a caer en interpretaciones personales que conducen a malas interpretaciones de la misma. Y de que conseguirá ambas cosas, utilizando todos los medios que tenga en su mano, no me cabe la menor de las dudas. El Espíritu Santo está detrás de él y además… es argentino.

 

Manuel Nieto de Nevares.

Un comentario en «Un Papa argentino»

  1. Totalmente de acuerdo, creo que todos hemos hecho comentarios similares en nuestro entorno familiar, de trabajo o de amigos. Cuanta estupidez hemos tenido que oir antes del resultado final………. Parecía que iban a escoger a un ejecutivo de una gran empresa. Como el Espíritu Santo se ha hecho tan evidente en el resultado¡¡ que gran misericordia ha tenido Dios para con la humanidad.
    Ahora, entiendo que tenemos que seguir haciendo oración y sacrificio, para que le ayude sin temblarle el báculo a reconducir al rebaño. En la primera salida al balcón así nos lo ha pedido, que junto a el llevemos la barca. Que Dios y María Santísima le bendigan

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