Plataformas ¿sociales?

Nunca me ha gustado hacer publicidad gratuita de nada ni de nadie y menos aún si sé que esa publicidad va a levantar cualquier tipo de ampolla que pueda hacer sentir simpatías ó animadversiones hacia el publicitado. Nunca ha querido atacar a quien he podido considerar como un potencial aliado en determinadas circunstancias y momentos. Jamás he creído conveniente ni acertado tirar piedras sobre el tejado de quien, en posibles ocasiones, pueda llegar a trabajar codo con codo con nosotros en la defensa de nuestro Ideario y de nuestro programa político aún cuando esa persona ó esa entidad no comparta al cien por cien la doctrina carlista. Quizás por ello, aún condenando “decretos unificadores” del pasado, todavía hoy no haya llegado a entender por completo las rivalidades y los “despellejamientos” entre quienes han sido compañeros de viaje en alguna causa común.

Ahora bien, todo tiene un límite y un punto de inflexión cuando te sientes reiteradamente menospreciado, atacado e, incluso, insultado en público. Me estoy refiriendo a determinadas posiciones y comentarios que, de manera directa e indirecta, hemos tenido que soportar los carlistas cuando hemos manifestado nuestra presencia en actos cuya defensa forma parte de forma intrínseca de lo que es nuestra Doctrina. Y entro de lleno en el asunto:

El pasado día 7 de Octubre, la plataforma ¿social? “Hazte-Oir”, por medio de su filial “Derecho a Vivir” organizó en toda España una serie de manifestaciones y concentraciones contrarias a la modificación de la Ley del Aborto que va a emprender el nuevo equipo de Gobierno del PP y encaminadas a solicitar al Ministro de Justicia la derogación de todo tipo de supuesto legal que autorice la práctica del aborto. Como es costumbre, (no ha sido la primera vez, ni será la última), los carlistas andaluces acudimos con nuestra pancarta y nuestras banderas a la convocatoria que se celebró en Sevilla con el único fin de sumarnos a la iniciativa, (que consideramos legítima y oportuna), y para hacer ver que el Carlismo estuvo, está y estará siempre en contra del asesinato de niños en el seno materno, sea cual sea el motivo del mismo.

Lo que en un principio se entendía como una suma de esfuerzos para “hacernos oir” en una sola voz contra el aborto, se tradujo de inmediato en un amargo sinsabor cuando, (y no es la primera vez que nos pasa…), tuvimos que soportar los comentarios de varios manifestantes que, de manera individual, se dirigían a nosotros con el ya manido argumento de que “allí no pintábamos nada”, de que “era una concentración apolítica”, de que “retirásemos nuestras pancartas y nuestras banderas” y de que “con nuestra actitud no estábamos haciendo ningún bien a la causa que se defendía”. Días después tuvimos que soportar también los comentarios de un reconocido dirigente de esa plataforma en un blog católico en el que nos tildaba de “insectos parásitos, inútiles, gentuza y patéticos sin fuerza social ni política que dábamos asco y que nos servíamos de este tipo de actos para desempolvar nuestros emblemas por falta de convocatoria propia”. Pasados casi veinte días desde entonces, me voy a permitir la licencia de contestar a estos “demócratas” sujetos con las siguientes reflexiones:

¿Desde cuándo una plataforma que se autodefine como “social” puede atribuirse la potestad de llamar la atención, hacer observaciones contrarias e incluso insultar públicamente a parte de una Sociedad que comparte y participa en los objetivos de una convocatoria “social”? ¿Por qué molesta tanto a una plataforma “social” que una organización política acuda con su identidad propia apoyando este tipo de convocatorias y no recrimina al resto de organizaciones sociales y políticas anti-abortistas su falta de presencia en las mismas? ¿Por qué este tipo de plataformas “sociales” busca tanto el protagonismo mediático entregando sus banderitas a todo hijo de vecino que acude a estas concentraciones y les duele tanto que haya otras entidades presentes y a la vista que lleven sus propias enseñas? ¿Será tal vez porque no son tan “sociales” como aparentemente quieren hacernos ver?. ¿Será que detrás de ellas hay alguna organización secreta de origen mejicano a modo de “fragua” como se dice tan reiteradamente en las redes sociales?. ¿Será que, con su actitud, tratan de pescar simpatías entre el electorado católico de derechas desencantado con la tibieza del Partido Popular?. ¿Será que su actitud a corto plazo es la de provocar afinidades ideológicas en la sociedad para, a largo plazo, transformarse en una organización política que pueda llegar a tener representación parlamentaria? ¿No será que tras esa imagen defensora de valores “sociales” se esconde un monstruo de siete cabezas cuyo objetivo es acaparar, manipular, dirigir y encabezar un “movimiento social” que aglutine a los indignados de la derecha?. Reitero: esto no son sino reflexiones propias y con ellas no intento atacar ni denostar iniciativas que, a priori, me parecen legítimas; pero el odio que manifiestan a los carlistas cuando tratamos de sumarnos a sus propuestas me da mucho que pensar, y me aterra tan sólo la idea de que detrás de ellas pueda haber otro tipo de entidades, de objetivos y de consecuencias futuras que se sirvan de la buena fe de los que, inocentemente, se suben a un barco sin saber quien dirige la sala de máquinas.

Por eso, mal que les pese a este tipo de plataformas ¿sociales?, los carlistas acudiremos a cualquier manifestación ó concentración cuando estimemos justo su objetivo y lo haremos SIEMPRE con nuestras banderas y con nuestros distintivos porque para ello nos legitima nuestra Doctrina, nuestro Ideario y nuestra Historia.

Manuel Nieto de Nevares.

8 comentarios en “Plataformas ¿sociales?

  1. Muy bien. Totalmente de acuerdo. No sé a qué se debe ese desprecio a los carlistas en estas manifestaciones que lo que hacen es sumar, jamás restar, y que llevan en su ideario con más fuerza que ninguna otra organización.

  2. Está claro que algo ocultan. Quizás lo que les molesta es que somos el único partido político que defiende la vida. Recuerdo que cuando tuvo lugar el Congreso abortista en Sevilla, los que estuvimos los tres o cuatro días que duró el mismo fuimos los carlistas.
    No les queda otra que hacerse a ala idea si aún no lo han hecho, ya que vamos a seguir acudiendo a cuantas concentraciones en favor de la vida nos venga en gana. Un abrzo en Xto Rey.

  3. Totalmente de acuerdo en el artículo y ¡bienvenidos! Si, bienvenidos a esta triste realidad, porque en Barcelona hace meses que tuvimos una experiencia similar que dio lugar a que la Asociación Cruz de San Andrés y varias asociaciones de la Plataforma Barcelona es vida nos retiráramos de las concentraciones de cada 25V ante el Hospital San Pablo. Es triste constatar que no es un «problema catalán» si no general; ahora bien, si esto sirve para clarificar intereses ocultos de algunas asociaciones me parece muy positivo y sobre todo necesario. ¡No tengamos miedo de ser levadura! Un abrazo en Cristo Rey.

  4. Ahora que ya no está Zapatero y que en el ayuntamiento está Zoido, el PP y otras agrupaciones políticas de derechas ni aparecen en estas concentraciones, por lo menos aquí en Sevilla. Está clarísimo que sólo iban a la caza de votos, pero en el fondo les da igual el genocidio abortista. Aparte de nosotros, no vi a ninguna agrupación política más que estuviera allí con sus banderas y pancartas. Pero nosotros no vamos a la caza y pesca de votos, porque nadie nos vota. Vamos porque como cristianos no podemos consentir el aborto y tenemos que decirlo alto y claro. Al día siguiente hubo también alguna persona, votante del PP y de comunión diaria, que me llamó la atención porque «estábamos intentando politizar aquello y estaban de más nuestras banderas y bla, bla, bla». Y también le respondí que cuando el congreso de «medicos» aborteros fuimos los únicos que estuvimos los tres o cuatro días que duró, turnándonos durante la mañana y la tarde, y el PP, Hazte Oír y similares sólo fueron el último día para salir en la tele. Al final, nosotros, que políticamente no tenemos una oportunidad, preferimos tener la conciencia tranquila ante Dios aunque nos vituperen. Ya se las verán con él los fariseos que se escandalizan de ello. También me enteré de que un conocido sacerdote tradicionalista, diciendo misa más o menos a la hora de la manifestación, habló contra el aborto en la homilía y dos señoras fueron a llamarle la atención después a la sacristía «porque se estaba metiendo en política». Conociéndolo, creo que las debió de poner en su sitio con buenos modos pero sin pelos en la lengua. Yo creo que los únicos que se meten en política en este caso son los que, por interés personal o por el qué dirán, quieren ser políticamente correctos y les sienta mal que alguien dé la cara y diga las cosas tal como son.

  5. Mal. Si a los carlistas no se les quiere en esas concentraciones, no sé para qué acuden. No porque se les eche o se les deje de echar, sino porque contra el aborto se lucha haciendo rescates en las clínicas abortistas o trabajando para convencer a mujeres para que no aborten, no para sacar réditos políticos como pretende esa gente de DAV en la calle.
    No conozco a un sólo bebé salvado por convocar manifestaciones con pancartas rosas o naranjas. Y conozco a muchos salvados por la labor de gente que no hace pancartas y se dedica diariamente a salvarlos.

  6. «LucasGrijander», tu comentario me parece muy acertado. Más bien, acertadísimo. Pero te voy a hacer un ruego: Por favor, dinos cómo podemos hacer rescates en las clínicas abortistas. Dinos cómo y en qué ámbito podemos convencer a las mujeres para que no aborten.
    En la sociedad en la que vivimos, el conocimiento está al alcance de todos y quien quiere saber, tiene medios a su alcance para informarse. Quiero decir con ello que la mujer que quiere abortar y aborta, sabe, de sobras que está matando a su hijo y también sabe las consecuencias psicológicas a las que se enfrenta, a posteriori, con su asesinato. El problema radica en que existe una legislación que tras una noche «de pasión y desenfreno», ampara la posibilidad de quitarse de enmedio una consecuencia no deseada derivada de esa acción. No es un problema médico. Ni siquiera psicológico. Es un problema moral.
    Si yo me pongo a bailar una «jota» en el pretil de mi azotea, tengo que saber que existe un altísimo riesgo de caerme a la calle. Pues esto es lo mismo. Ahora bien, si sé que en la calle hay una colchoneta de dos metros de ancho que va a amortiguar mi caida, lo más seguro es que me importe tres pepinos el hecho de caerme porque sé que no me va a pasar nada. Si esa colchoneta no estuviera me pensaría más de una y más de dos veces, la conveniencia de practicar bailes regionales arriesgados.
    Por eso, independientemente de que la cuestión principal es absolutamete moral, la «sociedad democrática liberal» está acostumbrada a funcionar a golpe de legislación. Empecemos, por tanto, derogando la legislación abortista y continuemos después fomentando la educación moral y natural de los «ciudadanos». Para eso acudimos a las concentraciones: para solicitar la derogación del crimen autorizado.
    Tiempo habrá después para tratar de reconcienciar a la sociedad de la maldad que supone asesinar a un hijo en base a la información científica y moral que todos tenemos a nuestro alcance. Lo que no podemos hacer es empezar la casa por el tejado porque cuando no hay cimientos, lo más seguro es que se la lleve el viento y el agua.
    Si es asesinato matar a un niño de un día ó a un anciano de noventa años, también es un asesinato matar a una criatura por nacer, dentro del seno materno. Y si las leyes son amorales e inmorales, luchemos contra esas leyes para su derogación antes de saltárnoslas a la torera con buenas palabras que, ahora mismo, no sirven para nada porque son palabras que caen en «terreno pedregoso».
    Para eso y por eso acudimos y acudiremos a este tipo de concentraciones, aunque a no todos les guste ni seamos bien recibidos.

  7. Los que se indignaban por nuestra presencia (por cierto, a mí nunca me dicen nada a la cara… por qué será) ¿eran los mismos que en la concentración del 25 de marzo de 2011, en el mismo sitio, corrían a hacerse fotos con el entonces candidato del partido abortista popular, hoy tristemente alcalde, Juan Ignacio Zoido?
    ¡Hasta el propio Zoido, de campaña para las municipales, se indignaba con la presencia de quienes no eran «de los suyos»! (http://blogs.andalunet.com/gonzalo/2011/03/27/mucha-cara-senor-zoido/)
    Ah, que ese sí pintaba…

  8. Totalmente de acuerdo con el artículo.
    La verdadera utilización política del tema del aborto es la de los que contra Zapatero acudían a este tipo de concentraciones e incluso las promovían y ahora ni están ni se les espera.
    Un hecho contrastable es que depués de más de un año de gobierno del PP no se ha retirado ni una de las políticas de la llamada ingeniería social del gobierno de Zapatero. Al final el PP legaliza socialmente lo que el PSOE aprueba ´legalmente.
    La presión social en defensa de la vida, por medio de manifestaciones, no es incompatible con la labor de los llamdos rescates, que es más eficaz de lo que pudiera parecer. Es verdad que hoy tenemos mucha información, pero la presión social es axfisiante y no es el primer caso de que cuando una mujer encuentra apoyo, desiste del aborto.
    Si alguién quiere solo tiene que comprobarlo apuntándose a través de Red Madre de Sevilla en una de estas operaciones.

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