La emigración de los licenciados

Hay un fenómeno de rabiosa actualidad en España que los medios intentan tapar a toda costa: La emigración. Un país que cuenta con siete millones de inmigrantes está perdiendo población por mor de la emigración de sus hijos.
 
¿Pero en qué cabeza encajan estos datos?
 
¿No clama al cielo que nadie hable de esto?
 
La emigración no es un fenómeno novedoso en sí, ni en España ni en ninguna otra parte del mundo. Pero lo que sí es novedoso para España es que ésta es una emigración de licenciados.
 
La emigración de post-guerra más centrada en Suiza y Alemania, fue una emigración muy localizada en tanto y en cuanto a que afectó, grosso modo, a la maquinización del campo, y muchos empleos rurales/tradicionales fueron pasando a mejor vida. A estos países centroeuropeos había que ir con certificado de buena conducta y sanidad y contrato de trabajo. Eran emigrantes muy sacrificados y abnegados, con buena capacidad de trabajo y muchas ganas de aprender. Muchas fábricas requerían mano de obra y allá fueron y ahorraron desde para casarse hasta para montar negocios o lo que fuera. Otros tantos allí se quedaron.
 
La emigración a Francia e Hispanoamérica ya fue harina de otro costal.
No obstante y volviendo a nuestro tema, dicen que nunca ha habido tantos licenciados en España. ¿Bien, y para qué? ¿Para rellenar mejor las cifras de un desempleo que se amenaza como absoluto? ¿Para ver cómo se degrada más y más el sistema de enseñanza? Mientras que por contar cuernos e insultar en el televisor se ganan dinerales (Hasta las madres de los delincuentes, pues), mientras una cantidad asombrosa de gente sin oficio ni beneficio ha estado chupando del bote, España está lapidando su mejor capital humano, condenando a sus más laboriosas inteligencias a que se vayan. No escribo esto por afanes personalistas, yo no soy uno de los emigrados mejores, pero sí que he visto a muchos y muy buenos tener que coger las maletas para que España sea atenazada por lo peor de cada casa. Quien quiera ver resabios de “clasismo” en esto se equivoca, pues en mi árbol genealógico lo que hay es campesinado de la Andalucía profunda y a mucha honra. Lo digo por aquello de la susceptibilidad de la omnipresente dictadura progre que de izquierda a derecha y tiro porque me toca tantísimo afecta. Esto no es un problema de clase sino de sistema y mentalidad.
 
Sea como fuere, lo que nos vendieron unos y otros era mentira, y se sigue idiotizando y chantajeando a una población para que actúe como si los problemas más importantes no existieran. Así, pues, seguiremos con una telebasura apoteósica y con licenciados con billetes de ida. Todo en nombre de la igualdad, el progreso, la tolerancia, la libertad, el desarrollo, faltaría más.
 
 
Duque de Monte Gordo.
 
 

5 comentarios en “La emigración de los licenciados

  1. En el actual fenómeno de la emigración ha influido una serie de factores que poco a poco han ido minando a la propia sociedad. De una parte está el incremento del nivel de vida que ha sufrido España, (y me imagino que el resto del Mundo…) en los últimos treinta años. Ello ha hecho que en una familia tenga que trabajar el padre, (como había venido siendo tradicional) y la madre, para poder llegar bien a fin de mes y no quedarse atrás económicamente en la sociedad consumista. En mi infancia, en mi casa y en la de mi mujer, tan sólo trabajaba mi padre y mi suegro, y con sus sueldos había para todo. Hoy en día, trabajando yo y mi mujer, con los dos sueldos no hay para nada.
    ¿Quiere decir esto que la aparición de la mujer en el mercado laboral ha influido en el aumento de la tasa de paro e, indirectamente, en el incremento de la emigración?. No me tachen de machista, pero es evidente que sí. Lo siento en el alma, pero esto es un hecho que no admite controversia. Ello no quiere decir que el hecho de que la mujer trabaje sea el germen del problema.
    Otro factor ha sido la manga ancha de los gobiernos «democráticos» a la hora de abrir las puertas a la inmigración. Los extrangeros inmigrantes se han apoderado de un sector de mano de obra del que renegaba el español medio. Nadie quería trabajar de albañil, ni en el campo, ni en puestos de trabajo que requiriese una penosidad mínima. Todos hemos querido trabajar de 8,00 a 15,00 horas, cobrando un sueldo de 200.000 pesetas y, a ser posible en una oficina. Esto ha hecho que los inmigrantes se hayan adueñado de esos otros puestos de trabajo que nadie quería y que , por mentalidad acomodaticia, ya no pueden volver a recuperarse para el español medio.
    El tercer factor, a mi juicio, ha sido la eterna cantinela de nuestros padres que no paraban de decirnos: «Estudia, hijo, estudia para que el día de mañana seas tú el que factures y no tengas a nadie por encima». Esto ha hecho que todos creyéramos que obteniendo un título universitario íbamos a ser poco menos que «Capitán General» y que íbamos a nadar en la abundancia. La superpoblación demográfica en las universidades dejó en segundo plano a la Formación Profesional hasta el punto de que quien estudiaba Formación Profesional era mal mirado por los que, altaneramente, estudiábamos BUP, COU y carrera universitaria. Así está hoy la cosa, que un electricista ó un fontanero ganan más que un abogado ó un licenciado en económicas.
    El problema no es nuevo. Arranca en la Transición democrática de los años 70 y 80 y ahora nos estamos comiendo la basura de un proyecto educativo INTEGRAL que no hacía sino confundir a los españoles haciéndoles creer en el cuento de la lechera. Y mientras tanto, Alemania reclamando mano de obra titulada (la nuestra) y casi a salvo de la crisis económica por tener mano de obra cualificada a nivel profesional (la suya) que nunca tuvo complejos a la hora de enfocar su futuro laboral. Por eso Alemania es Alemania y España es España. Siempre creyéndonos la panacea del modernismo y siempre quedándonos atrás en todos los frentes. A ver si nos enteramos de que tenemos que volver los ojos atrás de vez en cuando…

  2. Puedo coincidir en muchos aspectos con el comentario de Trajano aunque creo que es justo puntualizar algo:
    «sí está hoy la cosa, que un electricista ó un fontanero ganan más que un abogado ó un licenciado en económicas»
    Eso no es cierto. Eso podía ocurrir hasta el 2008, pero ahora esos fontaneros y electricistas son materia prima de las colas del paro.
    Estudiar en la universidad no es el problema. Hay otros muchos problemas, pero no estudiar en la universidad. Un pueblo instruido jamás puede ser causa de ningún mal.

  3. En la cola del paro es en el único sitio donde no hay «lucha de clases». El fontanero charla con el arquitecto y el médico que no ha aprobado el MIR se codea con el albañil. El dependiente de una tienda de telas bromea con el ingeniero y el periodista sin periódico habla de fútbol con el fontanero. Mientras tanto, el inmigrante en paro solicita su prestación de desempleo (que para eso tiene derecho a ella). Y TODOS esperan pacientemente a que el funcionario de turno venga de tomar café porque para eso es la hora del desayuno. Desayuno que se prolonga en exceso hasta el punto de que, finalmente, el funcionario llega acompañado de otra compañera funcionaria que trae una bolsa de Mercadona por cuyo cuello florecen lechugas y colas de pescado. Esto es actualmente España. Instruida ó no, pero así está la cosa.
    El problema no es que la gente se instruya acudiendo a las universidades. El problema radica en que esa gente busca instruirse para labrarse un futuro profesional que no existe y todavía no se han dado cuenta de ello. Esto conlleva tiempo perdido, frustración y compra de maletas para desarrollar sus conocimientos donde sea. El mal no está en ir a la Universidad. El mal está en lo que te espera después de graduarte.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *