En estos pasados días de Semana Santa en que, por una parte hemos conmemorado los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y por otra hemos vuelto a sufrir la persecución religiosa de los autodenominados “perturbados” que lo mismo entran desnudos en una Capilla Universitaria, que le arrancan un brazo a la imagen del Gran Poder de Sevilla, que destrozan un Sagrario profanando la Sagrada Forma, que le meten fuego a la Cripta de la Sagrada Familia de Barcelona; he estado reflexionando sobre la postura a adoptar por los carlistas ante esta oleada de vandalismo anticatólico. Incluso cuando realicé el pasado Miércoles Santo mi Estación de Penitencia junto a mis hijos, estuve pidiéndole a Dios, bajo mi antifaz, que me iluminara y que iluminara a los que, de una u otra forma nos definimos como católicos.
En esta Semana Santa pasada en la que hasta la climatología se ha vestido de laicismo impidiendo que la mayoría de las cofradías sevillanas pudiesen procesionar, me venía a la memoria un estudio estadístico elaborado por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de nuestra ciudad en el que se cifraba en 62.000 el número de nazarenos que, en condiciones meteorológicas benignas, hubieran acompañado a sus Titulares por las calles de la tierra de María Santísima. Si a ello le sumamos un número aproximado de 4.800 costaleros, otro parejo de 1.020 acólitos, otro añadido de unos 300 colaboradores de chaqueta, otras 240 personas encargadas del encendido de los pasos y un número que ronda los 8.400 músicos, nos encontramos con que en Semana Santa procesiona un número aproximado de 76.760 personas.
76.760 cofrades por las calles de Sevilla equivalen a 76.760 personas que dan público testimonio de su fe cristiana y católica. 76.760 sevillanos que realizan una estación de penitencia rememorando la Vía Dolorosa que sufrió nuestro Señor Jesucristo por las calles de Jerusalén. 76.760 devotos católicos que, debajo de un hábito incómodo, (lo más parecido a un “burka” para las nuevas “nazarenas”), iluminan el paso de la representación de Jesucristo y Su Madre ó Los siguen portando una cruz al hombro.
Y bajo mi antifaz, como decía, me preguntaba: ¿Cuántos de estos 76.760 cofrades serían capaces de arriesgar su integridad física por defender realmente nuestra Religión Católica?. ¿Cuántos serían capaces de acudir a una capilla universitaria para evitar su profanación?. ¿Cuántos estarían dispuestos, aún a riesgo de sufrir un peligro físico real, a formar parte de una defensa organizada de cuanto suponen nuestras creencias y nuestras convicciones religiosas?.
Vamos a ponerlo más fácil: ¿Cuántos de estos 76.760 cofrades se encuentran en situación familiar regular?. ¿Qué porcentaje de ellos estarán divorciados?. ¿Cuántos de ellos defienden a rajatabla que el aborto es un crimen se legisle como se legisle?. ¿Cuántos reconocen el matrimonio como la unión indisoluble de un hombre con una mujer?. ¿Cuántos votan a partidos liberales de derechas que se saltan a piola la doctrina católica?.
Más fácil todavía: ¿Cuántos cumplen los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia?. ¿Cuántos van a Misa todos los domingos y fiestas de guardar?. ¿Cuántos guardan el ayuno eucarístico?. ¿Cuántos cumplen la vigilia en Cuaresma?.
Mucho me gustaría equivocarme, pero en los dificilísimos tiempos en que nos ha tocado vivir estoy seguro de que si tamizáramos a esos 76.760 cofrades en sucesivos cernidores de mayor a menor calibre, nos encontraríamos con la sorpresa de que pocos llegarían a superar la prueba. Son muchos los llamados, pero pocos los elegidos.
Al hilo de lo referido vino a mi memoria, bajo mi antifaz, el texto del Génesis relativo a la familia de Lot en la destrucción de Sodoma y Gomorra. En estas Sodoma y Gomorra modernas en que se ha convertido España, los carlistas (con nuestras faltas, con nuestras debilidades y con nuestros pecados), estamos llamados a ser la familia de Lot. Estamos obligados a dar testimonio cristiano con nuestra actitud. Estamos obligados a interceder ante Dios por los herejes, por los apóstatas, por los ateos, por los agnósticos, por los paganos, por los “católicos tibios” y por nosotros mismos. Estamos obligados a seguir con todas las consecuencias la Doctrina de Cristo y el Magisterio de la Santa Madre Iglesia. Y estamos obligados a defender con toda nuestra capacidad, con toda nuestra inteligencia, con todo nuestro amor, con toda nuestra conciencia y, ¿por qué no decirlo también?, con toda nuestra fuerza, las verdades de nuestra Religión Católica. No nos contentemos con vestir nuestra túnica de nazareno. No nos permitamos quedarnos en el deshecho del tamiz. Y lo que es más importante: no nos convirtamos en estatuas de sal contemplando la destrucción de nuestra Religión, de nuestra Patria y de nuestra Tradición. Ahora que Cristo ha resucitado, estamos llamados a ser, con mayor fuerza si cabe, la sal de la Tierra y la luz del Mundo. Feliz Pascua de Resurrección a todos.
Manuel Nieto de Nevares.
Sobre eso mismo tuve una interesante conversación con mi madre en esta Semana Santa pasada por agua. Ella acababa de leer el pasaje del profeta Isaías donde Yavé le echa en cara a Israel que está harto de tantos sacrificios de carneros y demás, cuando no había en realidad cambio de actitud y de corazón y seguían tan pérfidos y tan idólatras como siempre. Mi madre declaraba con toda razón que ni el Señor ni su Madre habían querido salir, porque la gente no se lo merecía. Aducía que, aunque lógicamente paguen muchos justos por pecadores, ¿cuántos de esos nazarenos y demás participantes y espectadores de las cofradías no viven amancebados, abortan y pasan de religión? Yo, por mi parte, añadí a todos los que salen en las cofradías y blasfeman, votan a partidos abortistas o claramente anticlericales o no mueven un dedo para denunciar el aborto y otros males? A ver dónde estaban las sesenta hermandades (contando solo las de Semana Santa) en las manifestaciones contra el aborto, por poner un ejemplo. La Semana Santa se ha convertido en un puro espectáculo y su aspecto religioso ha quedado relegado a un segundo o tercer plano. Así podemos ver al impresentable alcalde Menteserrín luciéndose con una vara delante de un paso y cara de satisfacción (¡ay de vosotros, fariseos hipócritas!) cuando o no es creyente o pasa de religión. Y así vemos cosas que no hace tantos años eran inimaginables, como aplaudir tras el cante de una saeta. Una saeta es una oración; hay que respetarla con un reverente silencio. Por muy bien que esté interpretada y muy bella que sea, a nadie se le ocurriría aplaudir una cantata de Bach o un himno litúrgico interpretado en un templo dentro de la liturgia. Y también se aplauden las «revirás» y otras chorradas, mientras se lucen los costaleros ante el público. Qué ordinariez. Qué catetada. Qué manera de falsear la Semana Santa. Como buen sevillano, me encanta el incienso y ver pasar una procesión y aprecio el aspecto artístico de los pasos y las imágenes. Hasta me gusta ver las insignias. Pero cada vez se hace más difícil rezar al paso de un paso (perdón por la torpeza de expresión) por el ambiente tan poco reverente. A mí desde niño siempre me enseñaron a rezar y meditar ante los pasos. Así, ver las procesiones es una especie de ejercicios espirituales.
Estimado José Enrique: Aún reconociendo que tienes parte de razón en cuanto argumentas, no puedo estar completamente de acuerdo contigo. Si Yaveh recriminaba a Israel por los sacrificios, también es verdad que Jesucristo en Betania recriminaba a quienes criticaban el derroche de perfume por parte de María. Que las hermandades podrían y deberían tomar más partido en defensa de la doctrina social de la Iglesia es verdad, pero no debemos achacar el fracaso de esas manifestaciones a la ausencia de las hermandades en esos actos. No estoy de acuerdo con que la Semana Santa de Sevilla se haya convertido en un espectáculo y en que el aspecto religioso haya pasado a segundo término. Eso va en cada uno de nosotros. Si el alcalde, (sea del partido que sea) va delante de la Hiniesta es porque es el alcalde y la Hiniesta es la Patrona del Ayuntamiento. Y si sale en el Santo Entierro, igual. Nos guste ó no, es así. Y a mi es al primero que le da arcadas verlo con la vara y esa sonrisa de cochinito Peggy. El resto de tu argumentación depende del aspecto cultural de nuestra ciudad. Evidentemente Sevilla no es Zamora y los pasos siempre se han lucido. La Macarena nunca ha ido sobre los pies como va ahora. Que le pregunten a los viejos cómo la llevaba Rafael Franco. A la saeta que se le canta a la Cruz de Guia del Silencio no se le aplaude. Que se luzcan los costaleros es una maravilla. A mí personalmente me encanta cómo andan los Misterios de Triana. Pero también me encanta el paso racheado del Gran Poder ó la sobriedad del Calvario. Me encanta que un nazareno del Silencio no mire ni siquiera para el lado y que un nazarenito del Tiro de Linea venga con el antifaz levantado tomándose una Coca-Cola por el Parque. Esto es Sevilla y así hay que entenderlo. En lo que sí estoy de acuerdo contigo es en que no me gusta que se le aplauda a los pasos. Se aplaude en los toros, en el teatro y en el circo, pero no a los pasos. Aplaudirle a los pasos es una consecuencia del bajísimo nivel cultural al que ha llegado la sociedad. Es como vestir a un niño de costalero ó a una niña de mantilla. Un nazarenito va VESTIDO de nazareno. Un «costalerito» ó una «mantillita» van DISFRAZADOS de costalero y de mantilla. Si la gente ya no entiende los mínimos conceptos de la estética, es imposible hacerles ver que no está bien aplaudirle a un paso. Pero eso no es un problema de concepción de la Semana Santa, es un problema de educación y de formación religiosa. Y ese problema no es solo de Sevilla, sino que es un problema nacional. Cuando cojo a mis hijos en brazos para enseñarle los pasos y les hablo de lo que se está representando en cada uno de ellos, estamos rezando los dos; así que, para mí, no es difícil en absoluto rezar ante los pasos. Lo que no voy a pretender es rezar un Rosario cuando tenga a la Esperanza de Triana delante. El Concilio de Trento concibió las procesiones como catequesis visuales, y eso es lo que son. El modo de verlas y entenderlas, depende de cada uno.
Estimado Trajano, creo que José Enrique y tú no estáis muy en desacuerdo. No obstante, en cuanto a la cuestión de si la Semana Santa se ha convertido en un espectáculo turístico, pues tristemente yo creo que sí, y de hecho así se presenta por fuera y hasta por dentro, un caso muy parecido a la romería del Rocío. Y creo que muchas hermandades se han prestado a ello, máxime durante la etapa del monseñor anterior, no sé cómo andará el tema ahora. Y al fin y al cabo yo soy un «observador de fuera» como quien dice, pues no tengo ligazón alguna con ninguna hermandad sevillana. Podría hablar de las de mi pueblo…. Pero mejor será no meneallo…. Con eso creo que lo he dicho todo. Por supuesto siempre salvo honrosas excepciones.
A ver, que va en cada uno de nosotros y que en todo caso nosotros seríamos todavía más culpables no lo discuto. Pero que el aspecto religioso ha quedado totalmente relegado y con el triste concurso de muchas hermandades y hasta de la jerarquía eclesiástica, pues creo que sí. Yo al menos puedo asegurar de mucha gente que va a la Semana Santa de Sevilla y ni es creyente ni nada. Incluso en mi pueblo en estos días veo a gente en la iglesia que durante el resto del año no aparece.
Creo que por «menos» las hermandades en 1933 plantaron cara…. Quiero decir: Por los mismos políticos que, con un laicismo/anticatolicismo cada vez más descarado, y sin embargo promocionan la Semana Santa como escaparte turístico.
Se me viene una mente a la imagen: La Hermandad de los Gitanos de Granada. Cuando pasa la procesión por el Sacromonte, le cantan por tangos y se ponen a bailar…. Yo desde luego ni entiendo ni comparto esto, y me gusta más el flamenco que a un tonto un lápiz. Pero que ante los pasos se haga esto pues… Igual que no entiendo mucho el «rumbeo» delante de la Virgen en muchas romerías.
No sé si con esto se me puede tachar de «saborío», pero vamos, puedo asegurar que me gusta la fiesta tanto como al resto. Sólo que por ejemplo, a mí no se me ocurre estar sentado en una iglesia y sacar una botella de ron. No sé si me explico.
Querido Señor Duque: Ha tocado, (mejor que tocado, mezclado) Vd. las dos manifestaciones religiosas más importantes de Andalucía: la Semana Santa de Sevilla y la Romería del Rocío; y aún reconociendo que hay mucho «curioso» que se acerca a ambas con un espíritu «arreligioso», no puedo estar de acuerdo con Vd. en su razonamiento por varios motivos:
Primero: Que ambas manifestaciones conllevan un aspecto turístico es algo que está fuera de toda duda. Igual que va a conllevar un aspecto turístico turístico la próxima beatificación de Juan Pablo II en Roma. ¿O es que todos los peregrinos van a ir tan sólo a escuchar el Decreto de beatificación?. ¿No van a aprovechar para hacer turismo por la ciudad eterna?. Por supuesto que sí, y no lo veo mal en absoluto. Si un protestante alemán viene en Semana Santa a ver Sevilla y se encuentra con una cofradía que le pega el «pellizco» religioso, ya hemos hecho algo bien. Conozco un fotógrafo suizo, protestante como su mujer, que vienen TODOS los años a hacer el camino del Rocío con la Hermandad de Triana. Van los dos andando con su medalla de la Virgen al cuello. Participan en los ángelus y en los rosarios y no faltan a las puertas de la Hermandad el lunes de Pentecostés para ver a la Virgen en su paso. Ten por seguro que, al final, terminarán convirtiéndose al catolicismo. Y si no fuera así, ya llevan bagaje suficiente para cuando tengan que rendir cuentas al Altísimo. Vinieron como turistas y vienen como devotos. ¿Qué mal hay en ello?. Bendito turismo que hizo que no faltasen nunca desde aquél día. Esto forma parte de la teología popular. Otra cosa es que les pidamos que se sepan las Obras de Misericordia.
Segundo: No estoy de acuerdo con que las hermandades participen de ese espectáculo turístico, pero si así fuese, tampoco estaría mal. Hace unos años, la Hermandad del Baratillo dejaba montado el paso de palio durante la Feria para que los asiduos a los toros viesen a la Virgen de la Caridad en el paso. Te puedo asegurar que, aunque a mi no me gustase, la Capilla del Baratillo estaba abarrotada de gente todas las tardes de la Feria. Si se ha conseguido que devotos y profanos acudan a una Iglesia en Feria, bendita sea la ocurrencia. Si en Semana Santa ves a gente de tu pueblo en la iglesia y el resto del año no va, para algo ha servido ya la Semana Santa, ¿no te parece?.
Tercero: Te puedo asegurar también que si la Semana Santa de Sevilla y la Romería del Rocío estuviesen ausente de fervor popular y de devoción hacia unas imágenes que representan a Dios y a Su Madre, NADIE acudiría a ellas. ¿Porqué nadie acude el 7 de Junio a Santa Coloma de Gramanet, por ejemplo?. Porque el 7 de Junio en Santa Coloma de Gramanet no hay absolutamente NADA que motive la asistencia. Si las manifestaciones religiosas congregan multitudes, (por el asunto que sea, pero sobre el que domina el aspecto religioso), benditas sean también esas manifestaciones religiosas.
Cuarto: Que los gitanos granadinos saluden por tangos a la imagen de su devoción tampoco lo veo mal. Distinto es que lo hiciera yo; pero ellos, al igual que las bulerías que le cantan al Cristo de los Gitanos de Sevilla, celebran su devoción a su forma y a su modo según su ideosincrasia particular. No rezarán el rosario a la Virgen de Fátima, pero cuidadito con «tocarle» a su «Manué». Es otra forma de religiosidad que hay que entender aunque no nos guste. Cantar, por otra parte, rumbas y sevillanas ante una imagen de Gloria que representa a la Virgen con el Niño Jesús lo veo perfecto porque no representan dolor alguno, sino la alegría de dar culto a una Virgen María tras el parto. Las romerías son celebraciones festivas de religiosidad popular, no cursillos de cristiandad no ejercicios espirituales de San Ignacio; y como tal hay que entenderlas también.
Con respecto a lo de la botella de ron en una Iglesia, no lo entiendo. Puedo asegurarte que llevo desde que nací acudiendo a romerías y jamás he visto a nadie bebiendo ron en una Iglesia.
Perdón por todas estas explicaciones, pero me has «corrido las espuelas» y me he «ido de la boca». Como sé que eres hombre de campo, también sé que sabrás entenderme.
Hombre por supuesto jejeje, ni más faltaba Trajano. Si no es que esté en total desacuerdo contigo. Pero pensemos, ¿POR QUÉ LAS HERMANDADES EN 1933 HICIERON LO QUE HICIERON? Ahí veo yo la raíz de lo que hablamos. Por lo mismo que las «autoridades» hacen todo lo posible para jorobar al catolicismo pero sin embargo promocionan la Semana Santa y el Rocío, ¿es que eso no parece raro?
Creo, con todo, que en 1933 la cosa no estaba tan mala como ahora. Las hermandades actuaron con valentía y creo que hoy el momento sería mejor para hacerlo.
Al final es como todo, cada uno conoce su propia experiencia. Yo te puedo decir que mi experiencia con respecto al Rocío, mucho más que la Semana Santa, es así. Y sinceramente, no entiendo por qué habiendo tantos caminos hay que cortar las carreteras. He tenido un familiar muriéndose en el hospital durante 8 meses, y esa semana apenas podíamos coger el coche para ir al hospital porque día sí y día también la carretera estaba ocupada, y no veía a gente rezar, veía a gente beber y de cachondeo, y la Guardia Civil dándole paso a ellos y cortándonos a nosotros. No digo que ésto sea el 100% del Rocío, pero sí una parte muy pero que muy importante y que los propios responsables no hacen nada por remediar sino al contrario. Donde digo Rocío por supuesto digo Cuatrovitas y etc.
Los tangos son cantes de fiesta, que repito, me encantan. Pero no entiendo qué pintan tangos y bulerías en la Semana Santa y menos cuando pasa la representación viva del Señor; como no entendería qué pinta una botella de ron en una iglesia. Es el «paralelismo» que quise exponer. Al igual que tampoco he entendido mucho qué pintan las guitarras en la iglesia, pero bueno, eso ya sería otro tema… Por eso, lo del ron en la iglesia no lo decía con «literalidad»; no obstante, yo sí he visto, o mejor dicho oído, cómo al trasladar los Sagrados Titulares se blasfemaba jocosamente porque el altar de turno pesaba mucho. Y no tiene nada que ver con gitanos y «castellanos», tiene que ver (Vamos, en mi opinión, por supuesto) en la degeneración progresiva de la Iglesia por dentro.
Conozco a más de uno y a más de dos que sale de nazareno y reconoce ser ateo. Que dicen que ser creyente nada tiene que ver con las cofradías…. Y ahí es donde veo el peligro de idolatría y de tomar el nombre de Dios en vano, pues más de uno y más de dos se toman esto como un paganismo romano.
Lo que dices de la gente que al menos va a la iglesia en Semana Santa, yo también lo pienso. Pero por otra parte, pienso que ésos van por una especie de «idolatría». Y es que las cuentas no salen. Como bien dices, las cifras de nazarenos, costaleros, acólitos, etc., son las que son, bien, entonces…. ¿Por qué esas cifras no se reflejan en manifestaciones contra el aborto, en política mismamente?
En cuanto al número y a la gente, la fiesta de la primavera reúne a muchísima gente. La misma feria de Sevilla igual, y eso sí que directamente nada tiene que ver con la religión. Y si es por número, fíjate los miles y miles que van a La Meca. No veo ese ejemplo. Pero entiendo que soy cortito jeje. Con todo, creo saber cómo se desarrolla la religiosidad popular y no creo ser un «intelectualista obsesivo», pero aun así, hay cosas que me parecen de irreverencia y sinsentido. Mismamente tal y como se desarrollaba la Semana Santa en mi pueblo hasta principios del siglo XX me parece mucho más correcto y religioso, y no por ello era menos popular. El problema es que creo que todo esto está derivando para mal, y que dentro de las propias hermandades (Y también me culpo a mí, pues yo pertenezco a dos) o bien por dejadez o bien por qué se yo no estamos avistando el rumbo que está tomando la cosa.
En fin, seguramente como siempre me explico como el….
En efecto, Duque, creo que Trajano y yo no estamos tan en desacuerdo como parece o como él entendió. Creo que no maticé lo suficiente, a pesar de que creo que dije que como buen sevillano disfruto la Semana Santa y que no todos entraban dentro de esas categorías. Y lo de rezar un rosario ante la Esperanza de Triana suena a las exageraciones a las que tan dados somos los andaluces, porque lógicamente no hay tiempo de rezarlo, pero mientras pasa un paso o lo tienes parado ante ti puedes rezar algo más breve, sin que ello impida disfrutar de la belleza artística, el aroma del incienso y las flores y, por supuesto, apreciar la catequesis visual. Pero vamos, si alguno no quiere rezar en ese momento, o meditar en esa escena de la Pasión, y prefiere hacerlo en otro momento tampoco tengo nada que objetar. Eso es simplemente lo que yo hago porque así se me enseñó.
Por otro lado, no me parece muy acertada la comparación del pasaje de Isaías con la escena en que María derrama el perfume sobre Jesús en Betania. No es que estuviera mal en sí que los judíos hicieran aquellos sacrificios. De hecho, tenían que hacerlo porque todavía estaban bajo la Ley antigua. Lo que estaba mal era su hipocresía. Seguramente había muchos que los hacían de corazón, pero también había muchos fariseos, y de ahí la recriminación por boca de Isaías. Por eso dije que pagaron justos por pecadores al quedarnos sin Semana Santa por culpa de la lluvia. Yo no dije en ningún momento que no hubiera que hacer procesiones. Por supuesto que es justo y necesario. Lo uno no quita lo otro. Por supuesto que hay que dar culto público a Dios y a su Madre. Lo de Betania en realidad se aplica a otra cosa. Yo, por ejemplo, lo aprovecho para responder a los que critican el lujo de los templos y la liturgia (también, por ejemplo, un manto de la Virgen bordado en oro), las supuestas riquezas de la Iglesia, y cosas así.
Muy interesante lo del protestante suizo (no tan sorprendente en un luterano como lo sería en un evangélico). Desde luego, no me refería a casos así. A Sevilla y otras ciudades vienen de todo el mundo a ver la Semana Santa, gente de todas las religiones, y yo soy el primero que lo veo como una catequesis visual y sé que también se puede llegar a Dios a través del arte. Al contrario, me parece muy bien. Me refería a los que supuestamente ya están catequizados o son al menos nominalmente católicos pero luego viven como les da la gana.
Lo tragicómico José Enrique es que todos podemos dar un número detallado de «capillitas» que critican las riquezas del Vaticano…. Yo por ejemplo jamás he criticado la «riqueza» cofrade, no por nada, sino por amén de su arte, tradición y devoción, es toda una riqueza popular que moviliza mucho trabajo. Tendría el mismo sentido que si pedimos al Estado que venda los museos…. Miento, tendría todavía menos.
Yo en Sevilla conozco a un personaje que tiene un cargo en una hermandad y según me dijo, no cree en la Iglesia porque la Iglesia ha matado en nombre de Dios… Y como te digo, de mi pueblo y de otros de la zona prefiero no hablar de muchos personajes que ostentan cargos, vamos, que no son de los que pasan por ahí.
Creo que das en el clavo con lo de los ya catequizados.Y es que tristemente las cuentas no salen.
Y lo cortés no quita lo valiente, yo no falto al Jueves y Viernes Santo en mi pueblo, y desde que naci, pues a una romería tampoco falto. Y me fastidia que haya mal tiempo.
Estimado Sr. Duque: Conociendo su afición a las letras, considero que no debería Vd. subestimarse. Jamás se explica Vd. como el …; más bien todo lo contrario, ya que sus agumentos son siempre acertados y es un honor poder debatir con Vd. Como bien dijo mi abuelo, el Augusto César Domiciano: «El macho ibérico está amariconado», y como Vd. bien sabe, eso lo dijo hace ya la pila de años. Esa es la diferencia entre los miembros de las Juntas de Gobierno de las hermandades del año 33 y las de ahora. Vuelvo a repetir, no es cuestión de las hermandades, sino de la capacidad de sus integrantes de haberse «decafeinado» en sus convicciones sociales y religiosas.
En lo que respecta a su «experiencia rociera», comprendo su dolor en esos momentos, pero tenga Vd. en cuenta que esas carreteras sólo se cortan, por tramos, seis días de un total de trescientos sesenta y cinco que tiene el año. No me vaya Vd. a recordar a cierto canónigo que tenía un perro que se asustaba de los cohetes que se tiraban al entrar las carretas y pedía la abolición de los cohetes… Ojalá el ICONA, el SEPONA, ADENA y la madre que parió a todos los organismos ecologistas dejasen libres los caminos, senderos y veredas por los que siempre han transitado las hermandades del Rocío. La culpa, como siempre, es de la Administración Autonómica, no de las hermandades del Rocío.
En lo que respecta a la participación de los católicos en manifestaciones políticas, me remito a mi augusto abuelo Domiciano. Con eso está dicho todo y no tengo que ser ordinariamente reiterativo.
Recuerdo que en el barrio de San Lorenzo había, en mi tierna infancia, una señora que creía que el Señor del Gran Poder era de carne y hueso. La gente del barrio, para oírla y mofarse de ella, le decía a su paso: «Es de palo, es de palo». La buena señora se volvía de inmediato y lanzaba por su boca toda clase de improperios, sapos y culebras contra quien había dudado de la sustancialidad humana de la imagen. Evidentemente, la señora no sabría ni las cuatro reglas matemáticas, pero para ella, el Gran Poder era divino y HUMANO de verdad. ¿Tenemos derecho a quitarle a esa señora, dentro de su nivel cultural, esa sublimación de la madera en carne humana de Cristo?. En otra ocasión, al paso de la Macarena oí decir a otra señora: ¡Qué guapa eres hija de….!. Esa blasfemia que retumbó en mis oidos a las primeras de cambio se tornó ternura al ver la capacidad mental de la señora. No miremos pues la «degeneración» de la Iglesia a la que hace Vd. referencia. Recordemos que, si todos somos Iglesia y todos estamos destinados a evangelizar, una de las Obras de Misericordia es «enseñar al que no sabe». Pongámola en práctica y seguro que nos quejaremos menos de lo veamos y oigamos.
Con la última argumentación de José Enrique coincido algo más que con la primera de ellas. No obstante creo que el problema fundamental, como en casi todo, es de FORMACIÓN. Todos necesitamos un reciclaje formativo litúrgico, cultual, político y de todo tipo. Todos estamos obligados a recibirlo y a impartirlo en la medida de nuestras posibilidades. Así, por ejemplo, podremos valorar que una Misa en latín con la música de Perosi es tan digna como una Misa de campaña en la que el sacerdote se siente en la homilía a debatir con los fieles. Reconozco que yo soy el primero en necesitar esa Formación, pero también tengo que reconocer que, si bien las cosas trascendentales de nuestra religión son invariables, muchas de las cosas superfluas de nuestras manifestaciones religiosas son mera cuestión de gustos. Y creo que así hay que entenderlas y valorarlas en la medida que correspondan.
Estimado Trajano, gracias por el dato del camino del Rocío. No debí hablar tan ligero. Mea culpa. Por cierto, vaya tela el canónigo….
Como vemos, no es que estemos en desacuerdo.
Con todo, yo me planteo, al menos en mi entorno, que tanto en Semana Santa como el Rocío, la gente que cumple en todos los ámbitos para entendernos es una minoría. Y eso es lo triste. Y digo «minoría» refiriéndome a creyentes medianamente coherentes. La gran mayoría de este «mundillo» nada tiene que ver con el catolicismo ni quiere tener que ver (Repito: En lo que yo conozco); y en esto entraría el descafeinamiento (No sé si esta palabra existe jeje) creo yo. Aunque como no hay mal que por bien no venga, también veo una especie de tímido resurgir en el seno de estas corporaciones ante todos estos ataques gratuitos y subvencionados, y sobre todo en la gente joven; por ejemplo, hacía años que no veía tanta gente en los oficios.
Una vez más se nos requiere para dar testimonio de fe sin duda.
Queridos correligionarios: Os pido perdón por la visceralidad de mis argumentaciones. En Roma somos así, pero reconozco que debería haber tenido algo más de «suavidad» a la hora de defender mi postura.
Coincido con Vd., Sr. Duque, en que «la gente que cumple en TODOS los ámbitos» es minoría. Es muy fácil abandonarse a la comodidad social y al relativismo pero, repito: en este mundo descafeinado, creo que debemos quedarnos con lo mejor y buscar la perfección de lo imperfecto. Quiero decir con ello que «donde hay rescoldo, hubo llama». De nosotros, los laicos, y con la ayuda de la Curia, depende que esos rescoldos vuelvan a formar llama. Dice la antigua sentencia que «la doctrina sin la vida (teoría sin práctica) hace al hombre arrogante, y que la vida sin la doctrina (práctica sin teoría) llevará a la confusión y a la ineficacia». Creo que TODOS debemos esforzarnos en perfeccionar nuestra sabiduría bebiendo en la doctrina de Cristo y en el Magisterio de la Iglesia. Sólo así llegarmos a ser condescendientes en lo superfluo, pero firmes en lo trascendente. Y basándonos en esa firmeza lograremos convencer al indeciso con nuestro propio testimonio y con nuestros argumentos. Formación, formación y formacíón; y, además, testimonio. Creo que estamos en un momento importantísimo de la Historia y que quizás seamos los «últimos mohicanos». Puede ser que de nosotros dependa mucha parte del futuro de nuestra religión y de nuestras convicciones tradicionales en España; pero para eso NECESITAMOS MUCHA MAYOR IMPLICACIÓN en la Causa. Igual que para ser católico en Sevilla no basta con salir de nazareno, para ser Carlista en España no basta con ponernos la boina tres veces al año. Necesitamos ser de nuevo un ejército al servicio de Dios, de la Patria y del Rey y ponernos a las órdenes de estos tres estamentos pero, ¿Cómo van a conseguir la victoria esos tres estamentos si no cuenta con su ejército?. Adelante, que ya empieza a ser tarde… Y la Providencia nos ayudará si empezamos a ayudarnos antes nosotros mismos.
Reitero: Perdón por mi visceralidad y un abrazo fuerte.
http://www.alertadigital.com/2011/05/05/con-el-islam-la-pajara-no-se-atreve-una-candidata-socialista-crea-una-pagina-en-internet-con-la-virgen-maria-con-el-pene-del-cristo-yacente-en-la-mano/
Buen ejemplo el de Caviezel:
http://www.dailymail.co.uk/tvshowbiz/article-1382515/Passion-Christ-actor-Jim-Caviezel-said-Hollywood-shunned-him.html