Los mil ochocientos de la Junta

Si se dieran premios a la demagogia, la Junta de Andalucía se llevaría el primero “cum laude” en todas las convocatorias. La penúltima de las estafas mediáticas a las que nos tiene acostumbrados la Administración andaluza llega ahora en forma de “memoria histórica”.

-¿Otra vez, oiga?

-Sí, otra vez. Pero es que en esta ocasión han rizado el rizo.

-Cuente, cuente.

-Pues contando, que es gerundio:

Resulta que a nuestros gobernantes (es un decir) se les ha ocurrido otra brillante idea para mantener engañado, y ocupado, al personal. Se trata de que, dicen, van a indemnizar con 1.800 euros a las mujeres que sufrieron "vejaciones contra su honor, intimidad o propia imagen" por parte de la “represión franquista”. Lo explicó un poco más a fondo la Consejera de Justicia, Begoña Álvarez: "Hemos querido que Andalucía haga justicia con las mujeres de su tierra, con todas las que sufrieron los horrores de la guerra, que todas los sufrieron, pero hubo otras que además de sufrir esos horrores fueron encarceladas, injustamente vejadas, sufrieron escarnios públicos, rapadas o fueron obligadas a tomar aceite de ricino".

O sea, que van a “hacer justicia” con “todas las mujeres” que han sufrido. Pero vamos, para que se entienda medio bien, “todas las mujeres andaluzas” significa en lenguaje político “sólo algunas”. Y esas algunas son realmente muy, muy poquitas.

-¿Pocas?

-Sí, muy pocas.

-¿Y eso?

Pues verán, es que si uno bucea un poco más en las noticias aparecidas en la prensa al respecto resulta que las indemnizaciones esas de mil ochocientos sólo serán para las que reúnan las siguientes condiciones: que fueran republicanas, que sufrieran vejaciones demostrables –por parte del bando nacional, claro- y sólo entre 1936 y 1950.

Yo, que no soy matemático, hago los cálculos y me sale que de las que fueran republicanas y sufrieran vejaciones, y sólo hasta el año 50, la inmensa mayoría habrá muerto, o serán ya tan viejecitas que no estarán para estos trotes. Y de esas, que puedan demostrar las vejaciones documentalmente, pues un porcentaje todavía menor.

Vamos a dejar a un lado la poca vergüenza de que la llamada “memoria histórica” sea tan selectiva y que sólo esté dirigida a los perseguidos por el padre de José Antonio Griñán. Vamos a dejar también a un lado que se olvide de forma sistemática a todos aquellos como Cristóbal Romero Martel, -que me toca bastante de cerca, por ejemplo-  a quien asesinaron a sangre fría y delante de su familia en su propia casa (ver enlace: Cristobal Romero Martel, dramático fin de un tradicionalista).

Dejemos todo eso a un lado, y fijémonos en el rentable chollo que al PSOE de Andalucía le supone el asunto. Porque claro, cualquier persona de buena voluntad que lea las noticias pensará:  “qué buena es la Junta, que a las pobrecitas mujeres a las que les raparon la cabeza y las humillaron les van a indemnizar”, sin reparar en nada más. Sin reparar por ejemplo en que:

-El anuncio supone un baratísimo medio de propaganda para el PSOE andaluz. Apenas se van a gastar dinero en “indemnizar” miserablemente a cuatro señoras ancianísimas y a cambio han ocupado páginas y páginas en los periódicos (con lo caro que es pagar una página de publicidad) en las que se cuelgan medallas de “lo buenos que somos”. Y ya de paso y como quien no quiere la cosa, pueden seguir adoctrinando a la masa en lo malísimos que eran el padre de Griñán y sus amigos y lo absolutamente angelicales que eran los republicanos (si no ha visto el enlace de Cristóbal Romero, más arriba, pinche en él).

La medida sólo es válida hasta el año 1950. ¡Vaya! O bien en 1950 el Régimen del General Franco se volvió buenísimo y ya no “vejaba” a nadie, o bien es que las cuentas ya no saldrían si empezaran a pedir los mil ochocientos del ala todas las mujeres izquierdistas que fueron detenidas en las manifestaciones estudiantiles de los setenta, por ejemplo, y que siguen vivas y coleando. Porque la verdad es que lo del “aceite de ricino” y los “rapados de cabeza”, cosas muy de los falangistas, sólo se practicó durante la guerra y si acaso en los primeros años del franquismo. Y claro, setenta y tantos años después, cuántas mujeres van a quedar que fueran republicanas entonces, que sufrieran represalias y que puedan demostrarlo…

Yo, como carlista, no voy a pedir ya que nos devuelvan el patrimonio incautado por el Régimen del general Franco. Porque de los cientos de círculos carlistas que había por toda España, de las cabeceras de periódicos  y etc. y etc. que nos quitaron, no hemos visto devuelto nada, al contrario que los sindicatos que cobran del Estado cifras multimillonarias. Como carlista no voy a pedir que la Junta de Andalucía tenga un mínimo de equidad y reconozca que hubo víctimas en los dos bandos de la guerra.

Lo que quiero proponer es que, ya que de vejaciones va la cosa, podrían implantarse nuevas medidas para próximas ocasiones:

1-Indemnizar con un trabajo a todos los jóvenes andaluces que están en el paro, discriminados y vejados porque el puesto que deberían tener está ocupado por un inútil amigo de alguien de la Junta o del PSOE.

2-Indemnizar con concursos justos en igualdad de condiciones a las empresas que nunca pueden acceder a los contratos que licita la Administración andaluza, por no llevar el carnet del partido en la boca.

3-Indemnizar a todos los agricultores y jornaleros andaluces que a costa de las nefastas políticas agrarias de la Junta están viendo cómo su medio de vida se va al retrete.

4-Indemnizar a toda la juventud andaluza humillada por los efectos devastadores de Canal Sur Televisión, esa cadena de burda propaganda institucional cargada de hiper-folclorismo y marujeo a raudales.

5-Indemnizar con promoción de exposiciones a los artistas andaluces que actualmente no se comen una rosca si no tragan con las directrices de pensamiento político del PSOE-A.

6-Indemnizar…

 

-Oiga: pare, pare, que a este paso la Junta se queda sin un solo euro.

-¡Ajá! Lo ha pillado a la primera. Es mucho más fácil lo de los 1.800 ¿no cree?

 

 

Manuel Prada

3 comentarios en “Los mil ochocientos de la Junta

  1. No pare, no pare. Siga, siga…
    – Indemnizar a la Iglesia Católica por los millares de sacerdotes asesinados y mutilados antes y durante la guerra civil.
    – Indemnizar a la Iglesia Católica en cuantía suficiente como para poder compensar los destrozos y pérdidas materiales y espirituales en las iglesias quemadas y saqueadas antes y durante la guerra civil.
    – Indemnizar a la Iglesia Católica por las religiosas violadas y asesinadas por las hordas marxistas antes y durante la guerra civil.
    – Indemnizar a los civiles que no participaron en la guerra pero que fueron torturados en las checas del bando rojo.
    – Indemnizar a los familiares de los asesinados en bando rojo por el mero hecho de ir a Misa.
    – Indemnizar a los millones de carlistas engañados por el General Franco y defraudados en su espíritu por haber contribuido a la victoria en una guerra que, después de 70 años, parece que no sirvió para nada (según el modo de actuar de la clase política actual).
    – Indemnizar a los carlistas perseguidos durante el gobierno del General Franco por resistirse a abandonar su ideario carlista.
    – Indemnizar a los profesores y maestros que ejercieron la docencia durante la «transición» por haberle mermado su capacidad de docencia a los alumnos.
    – Indemnizar a los alumnos que estudiaron durante la «transición» por habérseles impedido desarrollarse intelectualmente y hacerlos esclavos de la Logse.
    – Indemnizar a los pobres incautos que, engañados, pensaron que después de la «transición», España sería un paraiso «democrático» y se han encontrado con esta férrea dictadura liberal.
    Indemnizar, indemnizar, indemnizar… Aquí habría que indemnizar a «tó quisqui», pero el dinero de esas indemnizaciones se lo están llevando calentito la caterva de gobernantes que tenemos. Meras calcomanías de dirigentes cuyo principal afán es llenarse los bolsillos con el dinero de los españoles e inventar historietas legislativas que no conducen a nada decente. Que se metan sus leyes en… el bolsillo, que se vayan a sus casas y que dejen de emplear el dinero que no es suyo en cosas racionales en lugar de despilfarrar el dinero público en sandeces libertarias.

  2. Yo haría una puntualización al escrito. Es cierto que de esas mujeres a las que raparon la cabeza habrá algunas (o muchas) cuyo único delito fuera haber tenido la mala suerte de tener un marido o un padre sinvergüenza que se dedicaba a quemar iglesias y asesinar católicos. Pero no es menos cierto que había otras muchas que se habían dedicado a empuñar las armas, a salir por ahí sembrando el terror y dando culatazos en la cabeza a personas cuyo único delito era ir a Misa, o ser miembro de la Adoración Nocturna, o tener propiedades… Para esas pájaras, un rapado tampoco es que sea tanto. Vamos, digo yo.
    Por otro lado, completamente de acuerdo con Trajano. ¿Quién indemniza a los carlistas encarcelados por el Régimen de Franco? ¿Quién va a compensar los años de exilio obligado bajo amenaza de muerte por Franco a D. Manuel Fal Conde con toda su familia? Esta gentuza que le ha retirado la calle que tenía dedicada en Sevilla, que es la misma que ahora indemniza a las rapadas, desde luego que no. Y es que ya se sabe, el sectarismo cobarde de los sociatas no tiene límites.

  3. Un buen artículo, sí señor.
    Y digo yo que, rizando el rizo, ¿por qué no acogernos a la memoria histórica y pedir, qué se yo, «El Correo» o el pabellón de Argentina, como sugirió un curtido carlista tiempo ha?
    O por ejemplo, ¿por qué Chaves, hijo de militar franquista, tanto como Griñán, no aplicaron la ley de pseudomemoria histérica cuando sus progenitores vivían?

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