Huelva tiene como excelente vecino al Algarve portugués, que fue memorable escenario de la resistencia tradicionalista.
Con razón y fuerza hemos de hablar en este contexto de José Joaquim de Sousa Reis, “o Remexido”, que resistió hasta las últimas consecuencias cual león lusitano, al igual que Tomás António da Guarda Cabreira, primer conde de Lagos y mariscal miguelista natural de Tavira. Capitán de ordenanzas, ejerciendo una concienzuda labor municipal, como la mayoría del pueblo portugués apoyó a Miguel I como rey legítimo tras su aclamación en Cortes. También conocido como “o homen da serra”, derrotó al famoso Sá da Bandeira en la batalla de Sant´Ana.
Cuando el duque de Terceira invadió el Algarve, o Remexido abandera la Contrarrevolución cual Viriato meridional. Acusado injustamente de varios crímenes cometidos en su nombre, nuestro héroe va a ir replegándose hacia el Alentejo. Será en estas zonas donde mantenga la enconada resistencia legitimista mientras que la usurpación de D. Pedro (Traidor al pueblo luso desde Brasil) y su hija María Gloria venía de la mano de Inglaterra, la Francia de Luis Felipe, mercenarios belgas, y en el escenario económico, Mendizábal y los Rotschild; los mismos que atentaban contra el pueblo de Carlos V de España.
En 1834, tras dos años de feroz guerra, se produce la Convención de Évora-Monte (Bajo Alentejo) hacía donde se había replegado D. Miguel en una organización de guerrillas que coparían las zonas señaladas para o Remexido, mientras muchos miguelistas acudían a España para auxiliar a los carlistas (Distinguiéndose por el verdor de sus boinas), donde creían más posibilidades de triunfo. Pero en Évora-Monte firmarán un acuerdo de rendición el comandante miguelista Avezedo e Lemos con los liberales del marqués de Saldanha y el duque de Terceira, siendo el ocaso de un Miguel I abatido y desconcertado.
Una de las cláusulas que se “concede” en Évora-Monte es la “amnistía por delitos políticos”. Pero no estuvo para o Remexido. Se le quemó la casa, se azotó públicamente a su esposa por no querer revelar su paradero y se asesinó a su hijo de catorce años.
¿Nos suena de algo?
Ante semejante crueldad, o Remexido hace caso omiso de la rendición, jamás entregándose y continuando la acción guerrillera. Siendo capturado, un sumarísimo Consejo de Guerra lo fusiló en Faro en agosto de 1838, a pesar de tener el perdón de la mismísima María Gloria. Similar destino padeció Cabreira, también fusilado en esta ciudad del Algarve.
Mas el odio no lo puede todo. Aún una calle en Loulé recuerda al Remexido, así como su tumba en São Bartolomeu de Messines evoca la flor lírico-bélica de aquellos que lucharon al grito de Deus, Pátria e Rei.
Marquês de Almedina
Marqués!
No os hago Grande de Portugal, porque esta Patria se volvió tierra de enanos, a punto de no ser difícil que uno descuelle!
Pois, pois; já conhece o vice-rei dos Açores o que há aqui; senão o mesmo, ainda pior….
Estranha forma de vida tem /o nosso/ coração, vive a vide perdida, quem lhe daria o condão….
A ver si un día podemos homenajear al Remexido como se merece.